Lectura del santo evangelio
según san Marcos (9,38-43.45.47-48) En aquel tiempo, Juan
dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.
Jesús replicó: No se lo prohibáis, porque nadie
que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí.
Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque
sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que
sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que
creen en mí, más le valdría que le colgaran
del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano
es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más
te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego
eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado
para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la
vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu
ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más
te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los
dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el
fuego no se extingue.
Necesitamos rescatar la TOLERANCIA
• La tolerancia, como virtud social, nació en las agonías
convulsionadas del siglo XVIII.
• Es, sin mentir, la capacidad para respetar la opinión
de los demás.
• La Primera y el Evangelio nos enseñan el sentido
cristiano de la Tolerancia
• Así por ejemplo nos enseña el Concilio Vaticano
II en su Decreto sobre la Libertad Religiosa, n. 2. “La persona
humana tiene derecho a la libertad religiosa.
• Libertad, que consiste en que todos los hombres han de ser
libres de toda coacción por parte de individuos, grupos sociales
o cualquier poder humano, de tal modo que en materia religiosa nadie
sea obligado a obrar, contra su conciencia, más que tampoco
sea impedido, dentro de los debidos límites.
Todas las personas con inteligencia y libre voluntad, además
de responsabilidad personal,, se sienten movidos por su propia naturaleza
y por obligación moral a buscar la verdad.
El Santuario de la Conciencia
• Ninguna autoridad humana tiene el derecho de intervenir
en la conciencia de ningún hombre.
• Esto implica, a su vez, que todos deben respetar la conciencia
de cada uno y no tratar de imponer a nadie la propia "verdad"
• La verdad no se impone sino en virtud de sí misma.
Érase un rey que cada día dedicaba un tiempo a escuchar
las peticiones de sus súbditos. Y cada día un hombre
bueno, vestido de mendigo, se acercaba al rey y le ofrecía
una fruta muy madura. El rey la recibía y se la entregaba
al tesorero que estaba detrás del trono.
Un día, al cabo de muchos años de repetirse este gesto,
un mono del palacio vino a sentarse en un brazo del sillón
del trono. El mendigo acababa de ofrecer al rey su fruta y éste
se la dio al mono. Cuando éste la mordió una joya
de mucho valor cayó al suelo.
El rey, maravillado, le preguntó al tesorero qué había
sido de las otras. El tesorero no respondió porque había
tirado las frutas por la ventana a un patio interior.
El tesorero corrió al patio y allí, en el suelo, encontró
las frutas ya podridas y un montón de joyas preciosas.
Un mono –gracias a un mono- que se atrevió a morder
la fruta se descubrió el tesoro que le regalaba, cada día,
un hombre bueno.
• Qué triste que haya sido un mono el que descubre
el regalo.
• Muchas veces nosotros no valoramos lo que recibimos.
• Y por eso andamos tan alejados y divididos.
Aprendamos
• El hombre bueno, vestido de mendigo, es Jesús que
nos ofrece día tras día la fruta del amor.
• Jesús es el hombre bueno que, vestido con nuestra
carne, nuestros sufrimientos y nuestra debilidad, nos ofrece la
fruta del perdón, del servicio y de su vida entera para hacernos
nuevos y felices.
• Nosotros somos el tesorero, los que recibimos del rey el
regalo de la fruta.
• Y como el tesorero del cuento, despreciamos el regalo que
se nos antoja pequeño e insignificante y lo botamos por la
ventana.
¿Qué hacemos nosotros con el regalo de la Palabra
de Dios, con el regalo de su mesa y con el regalo de su sangre?
El Evangelio nos llama a…
• La responsabilidad.
• Es una responsabilidad propia y en relación a os
otros. De todo lo que nos rodea.
• Tenemos derechos y también obligaciones.
• Y como católicos más responsables, más
obligaciones porque más conscientes de lo mucho que hemos
recibido del Señor Jesús.
Dios se sirve de todos nosotros, nos quiere utilizar a todos para
revelar su amor a los hermanos.
Es de responsables
• Dejar que Dios avance en todos. Jamás de obstaculizar.
• Ser testigos del Espíritu.
• Es estar aquí en la misa para agradecer a Dios.
Aquí venimos a abrirnos al don de Dios, a comer y probar
el regalo de la salvación, del perdón, del amor y
del Espíritu.
Necesitamos purificarnos para
• No seguir con la mano de golpea.
• Con los ojos que condenan.
• Con el pensamiento que maldice.
• Encontrarnos con Dios en la vida.
• Que la mano sea para bendecir.
• Que tus ojos sean para mirar la belleza de Dios.
• Que tus pies para seguir a Jesús. Pies para hacer
camino con todos.
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