Ezequiel 37,12-14 Les infundiré, mi espíritu, y vivirán
Salmo 129 Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Romanos 8,8-11 El espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes. |
Juan 11,1-45 Yo soy la resurrección y la vida “En aquel tiempo, las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: Señor, tu amigo está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. [Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta respondió: Sé que resucitará en la resurrección del último día. Jesús le dice: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Sollozó y, muy conmovido, preguntó: ¿Donde lo han enterrado? Le contestaron: Señor, ven a verlo. Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: ¡Cómo lo quería! Pero algunos dijeron: Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste? Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: Quiten la losa. Marta, la hermana del muerto, le dice: Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dice: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado. Y dicho esto, gritó con voz potente: Lázaro, ven afuera. El muerto salió, los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: Desátenlo y dejadlo andar. Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él” |
Una serpiente mordió a un muchacho y murió. El veneno le quitó la vida y sus apenados padres llevaron su cuerpo al sacerdote y lo colocaron delante de él.
Los tres sentados alrededor de su cuerpo lloraron durante largo rato.
El padre se levantó, se inclinó sobre su hijo y con sus manos extendidas sobre los pies del niño dijo: durante toda mi vida no he trabajado por mi familia como era ni deber. Y el veneno abandonó los pies del muchacho.
La madre se levantó después y extendiendo sus manos sobre el corazón de su hijo dijo: durante toda mi vida no he amado a mi familia como era mi deber. Y el veneno abandonó el corazón del muchacho.
Finalmente se levantó el sacerdote y extendiendo sus manos sobre la cabeza del niño dijo: durante toda mi vida no he creído en las palabras que he predicado. Y el veneno abandonó la cabeza del muchacho.
El muchacho se levantó, los padres y el sacerdote se levantaron y hubo gran alegría en el pueblo aquel día.
El veneno en este cuento es símbolo del pecado. Reconocer y llorar nuestro pecado es arrojar el veneno y recuperar la vida. |
El domingo pasado preguntábamos: ¿acaso no hay ningún ciego entre nosotros?
- La pregunta realmente sería: ¿acaso no hay ningún muerto entre nosotros?
- El pecado mata como la que certifican los médicos.
- Por eso nosotros necesitamos acudir a la cita con el Señor de la vida, con Jesucristo.
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Nosotros los bautizados estamos llamados a ver con la luz de Cristo.
- Nosotros los bautizados hemos muerto con Cristo y tenemos su vida.
- En Cristo no hay ni pecado ni muerte.
- Nosotros, los bautizados, hemos bebido el agua de la vida, hemos recibido la luz de Cristo y hemos nacido a la vida del Espíritu.
- Somos los hijos de Dios, sellados con el sello del Espíritu para el día de la resurrección.
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Por eso hoy San Juan nos quiere enseñar
- No tanto lo que dijo Jesús.
- Sino quien es Jesús
- Jesús es el agua viva.
- Jesús es la luz del mundo.
- Jesús es la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque muera, vivirá y el que viva y crea en mí no morirá para siempre.
- Jesús es el amigo de Lázaro, de Marta y de María.
- Jesús es el amigo que llora la muerte de su amigo.
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Dicen que no se descansa en una silla sino en el amigo. |
Hablando de amigos
- En el domingo descansamos.
- En domingo dejamos el peso de nuestra vida.
- La oración por nuestros seres queridos.
- Ese problema que nos ahoga.
- El hijo que nos preocupa.
- La enfermedad que nos mata.
- Un trabajo que nos esclaviza.
- Un vicio que nos domina.
- Un matrimonio que no funciona.
- Una fe que se apaga…
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Y Jesús llora por Lázaro y llora también contigo.
- Por eso Ezequiel dice: "Yo abriré sus tumbas yo les sacaré de ellas y les llevaré a la tierra de Israel"
- Jesús ante la tumba de su amigo Lázaro gritó: "Sal fuera, Lázaro"
- Bien nos vuelve a decir Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida"
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¿Qué es salir fuera?
- Salir de la rutina. De la desesperación, de la tristeza, del miedo, de la violencia, de la soledad…
- Ya que Jesús ha venido para desatarte de tus ataduras de la muerte y del pecado.
- Para que tengas vida en abundancia hoy, mañana y siempre.
- Para sacarte de la tumba del sida, de la tumba del vicio y colocarte en el país de la vida.
- Por eso sin miedos y siendo testigo de la vida en medio de tus hermanos.
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Al hacerlo seríamos una gran luz y una fuente de vida para nuestra comunidad. |
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MARM ITAKO DE ATÚN
Se fríe un poquito el atún en trozos con sal en aceite de oliva, volteándolo cuando empiece a cambiar de color y manteniendo el interior casi crudo y separar. En ese aceite, se hace un sofrito con la cebolla troceada, el pimiento rojo, los ajos (partidos en trozos grandes) y por último, el tomate natural triturado. Se añaden las papas y se rehogan un poco, añadiéndoles sal. Se añaden la picante, el caldo de pescado y el colorante (onoto). Se deja cocer aprox. 30 minutos (según el tamaño de las papas. Se incorpora el atún y se deja cocer 5-10 minutos más. |
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