Hechos 1, 1-11 : Lo vieron elevarse
Salmo 46 Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Efesios 1, 17-23 : Lo sentó a su derecha en el cielo |
Mateo 28,16-20 : Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo “En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”
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La resurrección no fue el último acontecimiento en la vida terrena de Cristo. Jesús de Nazaret no resucitó como Lázaro, como la hija de Jairo, como el hijo de la viuda de Naim para volver a morir más tarde.
El último suceso en su vida es la Ascensión , que es la entrada en la gloria del Padre. Entonces, la Ascensión es la plenitud de la Resurrección. Es la meta de nuestra esperanza, es el faro de nuestra fe y es garantía para nuestra caridad. |
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Aclaremos…
El cielo no es un lugar al que vamos sino una situación en la que seremos transformados si vivimos en el amor y en la gracia de Dios. Pues somos muchos que piensan que al cielo se llega como la vía que utilizan los astronautas. Habrá que recordar que en el cielo no existe el tiempo, la dirección, la distancia ni el espacio. Nadie sube hasta allí si no ha sido elevado por Dios (Lucas 24,51 y Hechos 1,9) El vive ahora con Dios, en la absoluta perfección, presencia, ubicuidad, amor, gloria, luz, felicidad. |
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Siempre repetimos en el credo:
“Que el Señor ascendió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre”
Jesús vino y participó de toda la humanidad, menos en el pecado, esto quiere decir que la que la vida humana es la escalera para ir al cielo. Jesús verdadero Dios y verdadero Hombre, sube al cielo y regresa a la casa de su Padre. |
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Al marcharse…
Nos confirma que El es el Verdadero Dios que vuelve a la derecha de su Padre. Entonces, unimos el cielo y la tierra, en la persona de Jesucristo. |
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Cristo se queda con nosotros en la Eucaristía
“Ahora ya no me ven, ahora yo les enviaré el Espíritu Santo” A partir de ese momento, cuando mis ojos no lo ven, mis oídos no lo oyen, surge entonces en el corazón de todos nosotros una profunda nostalgia, extrañamos la presencia de Dios físicamente entre nosotros. |
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¿Y esto qué consecuencias trae?
Mucha gente vive como si no existiera Dios, se olvidan de Él y lo dejan para cuando se mueren, para cuando se enferman, cuando tienen problemas, pero no se dan cuenta que Dios está con nosotros siempre en la Eucaristía.
En todas las Iglesias encontramos el cuerpo de Cristo, en el Sagrario, en la hostia -que ya no es pan, que es su Cuerpo-, en ese vino que es su Sangre, pero pregúntate, ¿Crees? ¿Tú crees que Jesús está con nosotros? ¿Tú crees que Jesús, hoy ascendió a los cielos y está sentado a al derecha de Dios Padre Todopoderoso, que desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos? |
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Entonces…
La Ascensión NO es una fiesta triste y melancólica. Mas bien, al partir hacia el cielo, Cristo comienza a comunicar el Espíritu Santo a sus apóstoles y los frutos son inmediatos: Jesús los llenad e fortaleza, se vuelven con alegría y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios ( alabanza ); son hombres nuevos llenos de convicción. Por tanto, Jesús, entonces, lejos de separarse de nosotros nos ha unido a El para siempre.
La llamada que produce la Ascensión es: no se queden ensimismados. Salgan y vayan por todos los rincones proclamando el Camino, la Verdad y la Vida , Jesús. |
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El Señor se fue, pero sigue estando.
Nosotros estamos, pero de alguna manera estamos también en él. Por eso, nuestra vida está en la tierra pero nuestro corazón está en el cielo y desde que el Señor subió al cielo hay una sana tensión por procurar ver las cosas de la tierra desde la perspectiva de Dios, desde el cielo.
“Yo estaré con ustedes todos los días” |
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Despedirse es…
Decirse todo y dejar que el otro se diga todo en un abrazo que contiene la promesa de seguir presente a pesar de la ausencia.
Salta a mi memoria, en esta solemnidad de la Ascensión del Señor, la poesía que Gloria Inés Arias de Sánchez escribió para sus hijos, y que lleva por título: «No les dejo mi libertad, sino mis alas»
La Ascensión es el glorioso final de la obra de Jesús, y es, al mismo tiempo, el principio de la misión de la Iglesia. Se presenta así como la fiesta del ser humano y la fiesta del mundo: nuestra vid tiene un sentido y una compañía. Hoy continúa la misma presencia de Cristo: “Vayan”, “Proclamen”, vivan y anuncien la Buena Nueva.. . . |
PARA SER TESTIGOS
¡Cuánto cuesta en estos tiempos dar la cara por Cristo! Decir con palabras y obras que se es cristiano. Porque no está de moda.
Todos tenemos tantas ocasiones cada día de decir una palabra razonable y amable sobre la fe en su casa, en su trabajo, en sus relaciones. Pero tienen miedo, hacen silencio por conformismo o para que no sean criticados. Jesús dice a todos: “Serán mis testigos”. Jesús nos ha encargado una misión difícil: predicar “la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos”. En esta tarea tenemos la garantía de la presencia potente del Señor y la perspectiva de colmar la gran esperanza del cielo.
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¿Qué es el cielo?
" Esta vida perfecta con la santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama 'el cielo'. El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones mas profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha"(Catecismo n. 1024).
En el lenguaje bíblico el «cielo», cuando va unido a la «tierra», indica una parte del universo. A propósito de la creación, la Escritura dice: «En un principio creo Dios el cielo y la tierra» (Génesis 1, 1).
En sentido metafórico, el cielo se entiende como morada de Dios, que en eso se distingue de los hombres
El Nuevo Testamento profundiza la idea del cielo también en relación con el misterio de Cristo. Para indicar qué el sacrificio del Redentor asume valor perfecto y definitivo, la carta a los Hebreos afirma que Jesús «penetró los cielos» (Hebreos 4, 14) y «no penetró en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo» (Hebreos 9, 24). Luego, los creyentes, en cuanto amados de modo especial por el Padre, son resucitados con Cristo y hechos ciudadanos del cielo. En el marco de la Revelación sabemos que el «cielo» o la «bienaventuranza» en la que nos encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la santísima Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado gracias a la comunión del Espíritu Santo.
Hoy en día se puede anticipar el cielo con una vida sacramental, cuyo centro es la Eucaristía y el amor entre hermanos. |
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| Plato Recomendado: |
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Arroz con Cilantro
En una olla aparte se hace un consomé de pollo con suficiente cilantro. (Pollo, cilantro, zanahoria que al estar blando se licua y se deja a un lado) En caldero se coloca aceite de oliva se agrega ajo hasta marchitar y de inmediato se agrega el arroz (recordemos que por un a taza de arroz dos de consomé) cuando el arroz esté sofrito se coloca el consomé y varias hojas de cilantro. Se deja hervir a fuego alto y al hervir se baja la llama y se tapa hasta que seque. |
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PENSAMIENTO
“ La ascensión es un acto de amor y no de despedida ”
Padre Marcelo
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