Marcos 13,33-37 Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa
En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: "Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!" Un rabino preguntó a sus estudiantes: ¿sabe alguno de vosotros cuándo termina la noche y comienza el día?
Un estudiante respondió: “Cuando ves un animal en la distancia y sabes si es una oveja o un chivo.
Otro dijo: “Cuando ves un árbol en la distancia y sabes si se trata de un cerezo o una mata de plátano”
Cada uno de los estudiantes iba dando ingeniosas respuestas hasta que el rabino les dijo, dejadme que os dé yo mi respuesta. La noche termina y el día comienza cuando miras a la cara de cualquier ser humano y ves la cara de tu hermano o hermana. Si no puedes hacer esto, no importa la hora del día, todavía vives en la noche.
Monición de entrada: Hermanos, estrenamos, hoy, un tiempo nuevo en la liturgia de la Iglesia.
Es el tiempo de Adviento. Tiempo de espera y esperanza. Tiempo de la contemplación.
Los cielos se abrieron ya y el Justo vino a nuestro mundo. Jesús está entre nosotros y alimenta nuestra esperanza.
La Iglesia y nosotros los cristianos vivimos la intranquilidad de la espera de su segunda venida. Vivamos despiertos. El futuro es nuestro y de los que viven su vida fieles a Dios y fieles a sus quehaceres cotidianos.
Celebremos esta asamblea de hermanos con el corazón y el oído abiertos al Dios de las promesas. Entonemos el canto de entrada.
Reflexión a la Primera lectura
El profeta Isaías invoca a Dios y le pide que vuelva, que se haga presente en medio de su pueblo.
La Palabra de Dios es para nosotros un despertador que nos recuerda cómo es nuestra vida cuando Dios no está presente.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
Reflexión Segunda lectura
Hemos sido llamados a vivir en comunión con Jesucristo. El es nuestra riqueza y nuestra fuerza, nuestro apoyo y nuestra meta.
¿Cómo llenar la espera de su venida en gloria? Comunidad del Pilar mantente firme en la fe recibida y vívela con ilusión renovada cada día.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
Reflexión al Evangelio
¿Le asusta el futuro? ¿Cree que alguien le espera al final del camino?
La venida del Señor no tiene ni día ni hora. Despiertos, vigilamos y con fe esperamos la venida del amigo.
Este pueblo se reúne domingo tras domingo para preparar con amor la venida de su Señor.
Escuchemos la proclamación del evangelio. Adviento es tiempo de distinguir a Jesucristo, Príncipe de la luz, rostro del hermano, entre los demás príncipes de este mundo.
Muchos años atrás, había un anuncio que decía: “Un libro ayuda a Triunfar”.
Nosotros, hoy, al comenzar el año litúrgico abrimos el Libro, nuevo ciclo de lecturas, el ciclo B, y decimos:” Un Libro ayuda a Cambiar”
La Palabra de Dios nos dice:
Que podemos cambiar. Puedes llegar a ser otro, otra.
Señor Dios, Tú eres nuestro Padre, nosotros somos el barro y tú eres el alfarero, todos nosotros fuimos hechos por tus manos.
Este alfarero te dice, ponte en mis manos, déjate modelar y yo te enseñaré lo que puedes llegar a ser.
Entonces, ¿Quieres cambiar?
- Claro, hay muchos que no quieren.
- Los que no tienen tiempo.
- Los que viven abrumados por el trabajo, el cansancio, los hijos..., los que piensan que es imposible.
- La Iglesia nos ofrece a todos nosotros un tiempo nuevo, un tiempo de espera y de esperanza: ADVIENTO.
- Adviento mira de reojo al día más importante de la historia, el día en que Dios dijo: aquí estoy para vosotros. Ha nacido un niño y es para nosotros.
Tenemos que dedicar tiempo a Dios
- Hoy, Jesús no es un recuerdo sino un presencia en mi vida.
- Hoy, presente, me dejo cambiar por Jesús, vivo y presente en nuestra asamblea.
- Sí, el ayer de Dios cambió la historia y el mundo es para que yo cambie en este día de gracia.
El futuro es Dios, el juicio es de Dios, el mundo nuevo y el cielo nuevo es obra de Dios.
Preparados para…
- Saber caminar en busca de la luz.
- Sabiendo que no sabemos ni el día ni la hora. Por eso vigilantes.
- Es como el hombre que marcha al extranjero y deja su casa al cuidado de sus sirvientes y les da a cada uno un trabajo.
- Nosotros cuidamos la casa de Jesús y nos manda hacer dos cosas:
- Esperen mi llegada: fieles al trabajo.
- Estén despiertos: sean mis centinelas.
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