Hch 1,1-11 Lo vieron levantarse
Salmo 46 Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Ef. 1,17-23 Lo sentó a su derecha en el cielo |
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Mc 16,15-20 Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios “En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían”
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La Ascensión del Señor
Celebramos hoy la Ascensión del Señor Jesús al Cielo. Sentado a la derecha del Padre, es el Señor a quien hemos de adorar y amar, el Mesías a quien hemos de buscar, la meta hacia la que hemos de caminar con toda la Iglesia y con todos los hombres, el Salvador que hemos de anunciar a nuestros hermanos.
El triunfo de Cristo es el nuestro, y en Él nuestra esperanza no se queda lejana, sino que se traduce en misión y quehacer del día a día. La Eucaristía nos permite celebrar la glorificación del Señor y la nuestra, a la vez que nos compromete en el empeño encomendado a la Iglesia, de continuar la obra de Jesús “hasta que vuelva”. |
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Un ministro de agricultura
Recibió un día a un alto ejecutivo de su despacho que le presentó un informe minucioso sobre lo que consideraba que los mercados rurales necesitaban. El ministro le miró y le dijo: No voy a leer este informe hasta que no vea barro. ¿Qué barro?, le preguntó el ejecutivo. El barro en sus botas de recorrer todos esos campos, le contestó el ministro. No quiero oír nada de usted sobre los mercados rurales hasta que no pueda decirme qué clase de cerveza beben esos agricultores, qué hacen sus hijos después de la escuela y de qué hablan esas gentes cuando salen de la iglesia.
Pero este informe está basado en una investigación muy seria.
Barro, quiero ver barro en sus botas. A propósito, ¿tiene por casualidad un par de botas?
No, dijo tímidamente el ejecutivo. Salga de mi oficina y no vuelva hasta que no haga lo que le he dicho. |
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Muchos…
Hablamos de Dios, de hermandad, de templo, de Espíritu Santo.
Pero muy pocos vivimos lo que hablamos.
Queremos conocer pero no queremos ensuciarnos de barro en ese encuentro personal. |
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La idea es…
- Conocer.
- Saborear.
- Encontrarse con al gente y saber qué es lo que quiere.
- El reto consiste en bajar de la cima y enfrentarse a la realidad y, a veces, callarse.
- Nuestras ideas religiosas, nuestra teología y nuestras doctrinas pueden estar basadas en una investigación sólida; podemos hablar muy elocuentemente de Dios y de la Iglesia, pero Jesús quiere ver el barro del mundo en nuestras botas.
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Jesús en el que creemos
- Al que rezamos y escuchamos.
- No se quedó en la cima del monte Tabor sino que bajó y rompió la frontera que separaba el cielo de la tierra y subió al cielo con el barro de nuestros pecados, de nuestros sufrimientos y tragedias. Se fue mostrando después de su muerte: a las mujeres, a los discípulos de Emaús.
- Al punto que vive entre nosotros
- Es nuestro constante compañero de camino, pero tal vez no lo reconocemos porque lleva demasiado barro en sus botas.
Preguntemos a nuestros hijos: ¿Dónde está Dios?
- Seguramente nos contestarán que en el cielo.
Si le preguntamos dónde está el cielo nos señalarán para arriba, pero si les informamos que cuando un astronauta sube a lo más alto del espacio, Dios no está por allí, se nos quedarán callados…
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Ascensión
- Significa que Jesús desaparece aunque siga presente en la comunidad.
- Jesús se eleva para establecerse siempre en Dios y abrirnos la puerta haciendo primero Él el camino.
- La Ascensión es una nueva presencia del Señor.
- Toda la vida del cristiano rondará siempre este misterio: acercar a Dios a la humanidad y la humanidad a Dios.
- No están lejos, están cerca, muy cerca.
La cercanía de Dios está en su encarnación.
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Resucitar
- Es vencer a la muerte, abrirnos otras puertas a la existencia en Dios.
- Resucitar es elevarnos a la presencia definitiva de Dios de donde ya no nos separaremos nunca.
- Si Jesús no nos abandona en el camino de la vida tampoco nos deja solos en el corto sendero que va de la muerte al Padre.
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Leamos a San Agustín
El Señor se fue, pero sigue estando.
Nosotros estamos, pero de alguna manera estamos también en él.
Por eso, nuestra vida está en la tierra pero nuestro corazón está en el cielo y desde que el Señor subió al cielo hay una sana tensión por procurar ver las cosas de la tierra desde la perspectiva de Dios, desde el cielo.
Teniendo nuestro corazón en el cielo, buscando las cosas de arriba, las cosas de la tierra se relativizan y adquieren su verdadera dimensión.
Dice San Agustín, que Él, Jesús, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a nosotros, al volver al cielo. |
Vayan y hagan discípulos
Antes de subir al Cielo, Jesús nos deja un encargo: “Vayan al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”
La misión de su vida terrena es hoy la misión de los cristianos.
Somos los encargados de proclamar hoy el Evangelio que, en su día, predicó el mismo Cristo, y es tarea nuestra pasar por la vida haciendo el bien.
No es fácil, cierto, ser testigos de Cristo en una sociedad en la que muchos ven a Dios como enemigo del hombre, y se instalan en el pedestal, porque, dicen, no hay nada ni nadie por encima del hombre.
Es difícil anunciar los valores del Evangelio a quien sólo busca mandar, tener, gozar.
Pero es posible si lo queremos de verdad, porque Cristo está siempre a nuestro lado como luz y como fuerza, como Camino, Verdad y Vida.
A María, su madre y madre nuestra, le pedimos “Ven con nosotros al caminar”, y ayúdanos a los que queremos ser testigos de Cristo ante los hombres |
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Atún a la plancha
Preparación:
Sofreímos la cebolla, el ajo y los pimientos en el aceite a fuego muy lento. Agregamos el tomate y dejamos cocer lentamente durante 15 minutos. Pasado este tiempo, incorporamos el calabacín, la sal y la pimienta. Cocemos durante otros 15 minutos. Rectificamos de sal, apartar y reservar al calor.
Aparte, preparamos la plancha muy caliente. Engrasamos el atún untándole con los dedos un poco de aceite y lo ponemos en la plancha. Doramos por ambas caras. Sazonamos al gusto y servimos en el plato. Agregamos el sofrito al lado del atún a modo de guarnición y lo servimos. |
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