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El Chavetazo
Iván Olaizola D’Alessandro

En la madrugada de este viernes 30 de abril se llevó a cabo el último acto del desconocimiento total del estado de Derecho, de la violación definitiva de la Constitución Nacional, de la ratificación plena de que se acabó definitivamente la democracia como sistema de actuación de este régimen. No solo se pasó la llamada raya amarilla, también la roja, ya no hay caretas que quitarse ni formas ni distancias que guardar. Al demonio definitivamente los últimos vestigios de decencia. Estamos ya, en pleno ejercicio de un régimen dictatorial. Alguien la llama dictadura constitucional, otros la denominan dictadura marxista, fidelista, fascista, militarista, disparate, pesadilla (disculpen la repetición de sinónimos). Todos los poderes en uno solo, en un solo hombre.

Cuando la Asamblea Nacional, o mejor dicho la mayoría pírrica del oficialismo en ese cuerpo aprobó, en segunda discusión, la ley del Tribunal Supremo de Justicia se apagó la última lucecita que quedaba. Y no solo fue por lo que aprobaron sino también por el cómo la aprobaron. La forma para discutir y sancionar un ley orgánica fue violentada totalmente, abusivamente. Se modificaron cuantas veces les dio la gana el Reglamento Interior y de Debates de la AN para poder llevar a cabo esta tropelía. Cuando la oposición, haciendo uso de recursos parlamentarios normales, trató de hacer todo lo posible por evitar este disparate, el gorila de Miraflores dio la orden de derrumbar todos los obstáculos, no importa cómo y apretar el acelerador para que se le entregara este trofeo antes de que culminara este mes de abril. Y así fue. De mas de 130 artículos que contenía el proyecto original fue reducida la ley, en una especie de corte y pegue que será pieza de estudio sobre la arbitrariedad, el anti-juridicismo y anti-parlamentarismo en todas las escuelas de Derecho del mundo, lo redujeron primero a 30 artículos y a medianoche del amanecer de ese día a 23, para así dejar cumplida estrictamente la orden del capo mayor.

El poder ejecutivo ya había sido tomado por asalto desde el mismo 1999, no hubo cambio de gobierno, como normalmente se hace bajo el sistema democrático. No solo se cambiaron las personas sino las propias instituciones. De inmediato se apoderaron del Congreso Nacional (con lamentable anuencia de algunos partidos democráticos) para cambiarlo por la AN con las características que conocemos hoy. Se diseñó una nueva constitución redactada de forma tal que sirviera al régimen bajo cualquier interpretación y para cualquier deseo. Se le cambió caprichosamente el nombre a la república. Se creó un tal Poder Moral que es la vergüenza mas grande que jamás haya sentido el país. Un Fiscal, un Contralor y un Defensor que actúan solo bajo las órdenes y para complacer al teniente coronel. Un Poder Electoral igualmente vergonzoso donde 3 hacen y cumplen lo que ordene el dictadorzuelo. Se cambió la Corte Suprema por el Tribunal Supremo de Justicia con igual intención de dominarlo como a los otros poderes. Pero no contaron que todavía quedaban vestigios morales en algunas mujeres y hombres del foro, lo que hizo que el TSJ quedara divido en dos partes, un 10 a 10. 10 venezolanos ilustres y 10 no se que cosa. Así que había que buscar la forma para acabar con esto, para rendir a los pies del jefe a esta poder, el último en donde quedaba todavía algún vestigio de vergüenza. Y como no pudieron comprarlo, la vía mas fácil y común, tuvieron que acudir a la vía del cambio de legislación. Y a troche y moche y porque me da la gana, se cambió una ley orgánica de un poder público por un adefesio ajurídico, que servirá de estudio en nuestras facultades de Derecho de lo que no se puede hacer bajo ningunas circunstancias.

Así pues que el teniente coronel es presidente, jefe de Estado y de gobierno y comandante en jefe. Es contralor, fiscal y defensor y tres quintas partes del Consejo Nacional Electoral, domina la AN, disponer de la FAN como su propio partido político. Tiene su propio sistema educativo, productivo, bancario y cultural. PDVSA es de su absoluta propiedad. No hay espacio para mas nadie. No solo “el Estado soy yo”, ahora es “Yo soy el todo”. Y dentro de poco, una vez que salga publicada la nueva ley del TSJ en la Gaceta Oficial tendrá su propio TSJ, con sus garcías, bernales, barretos, rones y algunos cuantos militares abogados, entrenados para obedecer pero nunca para juzgar.

Qué nos queda? No se me ocurre nada por los momentos. La rendija de los reparos para poder ir al RR se nos pone mas chiquita. La válvula de escape que ello representa se pone mas dura y a punto de atascarse. No tengo respuesta política ni jurídica para esta situación pues solo soy ingeniero. Claro recuerdo que cuando estudiaba física me dijeron que cuando hay una sobre presión en cualquier sistema o proceso si no se dispone de una válvula en condiciones de operatividad se corre el riesgo de una explosión. Simple no.
Iolaizola@cantv.net

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