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SANTOS DEL MES DE MAYO

01 San José Obrero La fiesta de San José, obrero, es una buena ocasión para pensar en nuestra obligación de continuar la obra de la creación y de realizarla bien. Es lo que diríamos: "la Obra Bien Hecha". Dios pide al hombre colaboración asidua y consciente en la Creación. Un autor moderno nos dice: "Si un hombre es barrendero, tendría que barrer las calles como pintaba Miguel Ángel, como componía Beethoven, como escribía Shakespeare". Se debe trabajar con amor; porque trabajar con amor, es tejer la tela con hilos de nuestro corazón, como si el ser amado fuera a usar esa prenda de vestir; es arrojar semillas de ternura, y cosechar con alegría, como si el ser amado fuera a comer ese fruto. Es impregnarlo todo de amor.

02 San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia (295-373)
Atanasio fue desterrado cinco veces y tuvo que vivir más de 16 años lejos de su patria; en varias ocasiones estuvo en peligro de perder la vida por la espada del verdugo y por el puñal del asesino a sueldo; durante toda su vida fue perseguido, pero nunca traicionó la fe de Cristo y de la Iglesia para comprar su libertad. La obra más importante de su vida, fue, sin duda alguna, la lucha contra Arrio, quien negó la Divinidad de Cristo, y había llegado a Alejandría vistiendo la túnica de un asceta. En el año 325, el Concilio de Nicea condenó la doctrina de Arrio y lo excluyó de la comunidad de los fieles. Más de trescientos Obispos se habían reunido en Nicea y uno de sus prohombres fue el Obispo Alejandro, de Alejandría, a quien acompañaba su diácono Atanasio, entonces secretario suyo. Los arrianos lograron convencer al ingenue Constantino, de la validez de su doctrina, de suerte que revocó el destierro de Arrio. Atanasio no pudo dar su consentimiento; y, naturalmente, toda la ira de los arrianos se concentró en él, logrando su destitución y su destierro. El pueblo católico que no quería prescindir de su pastor, hizo protestas públicas, las cuales fueron aplastadas con crueldad. Atanasio se retiró a Roma y, 7 años más tarde, con la participación entusiasta de todo el pueblo, pudo volver a su Sede Episcopal. Su muerte, acaecida el 2 de mayo del año 373.

03 La Santa Cruz
La devoción y el culto a la Santa Cruz donde Cristo dio su vida por nosotros se remonta a los primeros cristianos. Se comenzó a festejar el aniversario del día en que se encontró la Cruz de Nuestro Señor, gracias al interés de Santa Elena, madre de Constantino. Luego, a principios del siglo VII los persas saquearon Jerusalén y se apoderaron de las sagradas reliquias de la Santa Cruz, que serían recuperadas pocos años más tarde por el emperador Heraclio. Cuenta una piadosa tradición que el emperador, vestido con las insignias de la realeza, quiso llevar (en exaltación) la Cruz hasta su primitivo lugar en el Calvario, pero su peso se fue haciendo más y más insoportable. Zacarías, obispo de Jerusalén, le hizo ver que para llevar a cuestas la Santa Cruz debería despojarse de sus vestidos reales e imitar la pobreza y humildad de Jesús. Heraclio con pobres vestidos y descalzo pudo así llevar la Cruz hasta la cima del Gólgota.
En la fe católica LA CRUZ es un signo, una figura, señal o símbolo que representa el sacrificio salvador de Jesucristo, todos sus padecimientos hasta llegar a la muerte en una cruz. En realidad los palos materiales que forman la cruz en que Cristo fue sacrificado no interesa mucho. Lo que realmente vale es el sacrificio salvador de Jesucristo. Si Cristo no hubiera muerto en una cruz, seguramente que los cristianos no nos fijaríamos para nada en la cruz.
La cruz es una señal o símbolo que tiene un significado muy concreto y preciso: representa el sacrificio salvador de Jesucristo, y cuando los católicos honramos la CRUZ, en realidad estamos honrando a Cristo que sufrió para salvarnos. San Pablo dice: "Hizo Cristo la paz al reunir a los dos pueblos en él, creando de los dos un solo hombre nuevo. Destruyó el odio y los reconcilió con Dios por medio de la cruz..." (Ef. 2, 15-16).

04 Santos Felipe y Santiago, Apóstoles
Felipe era de Betsaida. Fue este apóstol el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías. Del relato de la multiplicación de los panes se puede desprender que es ágil de mente al calcular con prontitud el dinero necesario -unos 200 denarios- para paliar el hambre de la gente allí reunida. Interviene en el episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que desean ver a Jesús. Es también Felipe el que pide al Señor, en el cenáculo, que le muestre al Padre. Santiago, pariente de Jesús, es llamado “el Menor”, para distinguirlo del hermano de Juan. Fue primer obispo de Jerusalén y desarrolló una intensa actividad misionera. Murió mártir en Jerusalén hacia el año 62. Es autor de una de las Epístolas Católicas. Es preciso difundir el mismo mensaje que predicaron los Apóstoles.

05 San Antonino, arzobispo (+1459)
Fue fundador del famoso convento de San Marcos en Florencia y encargó a Fray Angélico, su compañero de noviciado y afamado pintor, la pintura de todos los ahora célebres cuadros en este convento. A pesar de su mala salud, fue nombrado Arzobispo de Florencia y se supo ganar el cariño de sus gentes por su bondad y caridad, pues daba a los pobres todo lo que caía en sus manos. Pero también sabía exigir, y combatió los juegos de azar, la usura y la brujería que se practicaba en esta ciudad.

06 Santo Domingo Savio, estudiante (1842-1857)
Entre los miles de estudiantes que tuvo el gran educador San Juan Bosco, resalta Santo Domingo Savio. Muy seguido ganaba Domingo el premio de “Buen compañero” porque siempre estaba alegre, de buen humor y dispuesto a ayudar a los demás. Desde niño, fue muy amante de Jesús Sacramentado, y se le atribuye este famoso propósito: “Prefiero morir antes que pecar”.

07 Santa Flavia Domitila(Siglo I)
Esposa de Flavio Clemente, gobernador de Roma, y pertenecientes ambos a la familia de los Flavio, a la cual pertenecieron también los tres últimos emperadores del siglo I. Aunque Domiciano había desatado una gran persecución contra los cristianos, Flavia Domitila practicaba abiertamente su fe. A pesar de su parentesco con el emperador, fue desterrada a la isla de Pandataria, donde terminó su vida como mártir.


08 Job
Patriarca del Antiguo Testamento, el santo Job ha sido considerado durante siglos como el mejor modelo de paciencia, antes de Jesucristo. Las palabras que pronunció, después de haber sido afligido por el demonio con toda suerte de males (el robo de todo su ganado, la muerte de sus hijos, y las enfermedades que llegó a padecer), se han hecho el modelo de la aceptación rendida de la voluntad de Dios: “Desnudo salí del vientre de mi madre. Sin nada volveré al sepulcro. Dios me lo dio, Dios me lo quitó. Bendito sea su Santo Nombre".

09 Santa María Mazzarelllo (1837-1881)
Nacida en Mornese, Italia de padres campesinos, pobres e ignorantes, Santa María llegó a ser la fundadora de la que es hoy la segunda comunidad religiosa femenina más numerosa en el mundo: la Comunidad de Hermanas Salesianas. Siempre fue una muchacha trabajadora y apostólica, y junto con un grupo de sus amigas, se dedicó a enseñar doctrina a los niños. Cuando supo Don Bosco de estas muchachas, decidió también fundar colegios para mujeres y le pidió a María Mazzarello que fuera la superiora. Ella se resistía, pues no había terminado ni la primaria, pero obedeció y fue magnífica superiora hasta el día en que murió.


10 San Juan de Ávila, presbítero (1500-1569)
Este sacerdote desempeñó una intensísima labor pastoral con personas de toda condición, siendo conocido como el apóstol de Andalucía. Sus escritos espirituales forman parte de lo más valioso del siglo de oro español. Es patrono del clero secular español.

11 Santa Juana de Arco, mártir (1412-1431)
Esta santa francesa, que a los 17 años llegó a ser heroína nacional y mártir de la religión, era una campesina que nunca aprendió a leer ni a escribir. Desde los 14 años empezó a oír voces que la llamaban, y se le aparecieron San Miguel Arcángel, Santa Catalina y Santa Margarita que le decían “Tu debes salvar a la nación y al rey”. Después de mil penalidades para que la creyeran, logró ir a conquistar Orleans al mando de un ejército de diez mil soldados. Siguieron otras victorias, y logró que se coronara rey al temeroso Carlos VII.
Luego vinieron las envidias y la ingratitud, y fue Juana entregada por los borgoñeses a los ingleses que la hicieron sufrir muchísimo en la cárcel. Siguió un juicio cuyo tribunal estaba compuesto por sus enemigos y fue condenada a la hoguera, como bruja, donde murió mirando un crucifijo y pronunciando el nombre de Jesús. Años después, su familia logró que se abriera otro juicio, ahora si con la supervisión del Papa Calixto II y fue declarada injusta la sentencia. El rey de Francia la declaró inocente y El Papa Benedicto XV la proclamó santa.

12 Santos Nereo y Aquileo, mártires
(+ 304) Eran soldados en tiempo del emperador Diocleciano. No eran aún cristianos cuando estalló la persecución; pero el valor de los mártires los impulsó a creer en Jesucristo. Fueron degollados en Roma. El buen ejemplo que damos puede ayudar a la conversión de alguien.
San Pancracio, mártir (+ 304) Sufrió el martirio el mismo día que Nereo y Aquileo. Según la tradición, fue martirizado cuando tenía 14 años, rechazando premios y ayudas para el futuro si renegaba de su fe. Luego de dar las gracias a sus verdugos, no dudó en sacrificar su juventud para mantenerse fiel a Cristo. La juventud tiene un buen ejemplo en el joven Pancracio.


13 Nuestra Señora de Fátima
Es la "gran Aparición de la Virgen María del siglo XX". Hasta 1917 apenas si la pequeña villa de Fátima (Portugal) era conocida fuera de su nación ni aun dentro de ella. Cerca de Fátima se encuentra la aldea de Aljustrel, en donde nacieron los tres niños: Lucía, Francisco y Jacinta; éstos dos últimos eran hermanos y primos de la primera. Lucía era la menor de cinco hermanos y la mayor de los tres videntes de la Virgen de Fátima y la que más directamente trató con la Virgen María, quizá por ser la mayor. Muertos ya sus dos primitos, ingresó con las Religiosas Doroteas en Pontevedra (España) y más tarde, con deseos de vivir más retirada del mundo, abrazó la vida de religiosa carmelita contemplativa. Hoy vive en Coimbra. Los tres videntes eran sencillos, humildes y de familias muy cristianas. Recibieron una formación bastante severa y desde muy niños se vieron obligados a trabajar para poder comer. Francisco era jovial, simpático y muy agraciado. Le gustaba la música, las flores y, sobre todo, las estrellas. Normalmente él veía a la Virgen, pero no le hablaba ni la oía. Corto sería su destierro en esta vida. El 4 de abril de l919, a los dos años de las celestes apariciones, volaba al cielo. Jacinta también era muy fina y agraciada. La banjamina de diez hermanos. Desde muy pequeñita fue muy piadosa y sufría cuando le contaban los padecimientos de Jesús en su Pasión. A los diez años de edad volaba al cielo este ángel de carne humana que, como su hermanito, el 13 de Mayo del 2000, el Santo Padre JPII los declaró beatos en su visita a Fátima, siendo los primeros niños no mártires en ser beatificados. A los tres videntes, el 13 de mayo de l917, en medio de una tormenta y mientras cuidaban el rebaño, después de haber rezado el Santo Rosario, se les apareció la Virgen María vestida de blanco y les pidió que volvieran seis veces más y que el mes de octubre les revelaría quién era y lo que quería. Les anunció que tendrían que sufrir mucho, pero que no se desalentaran que Ella les ayudaría. Les pidió rezaran muchos rosarios, pero mejor de lo que lo hacían hasta entonces. Las apariciones se repitieron el 13 de cada mes. En todas ellas sucedía algo parecido: mientras rezaban el Sto. Rosario, acompañados cada día de más seguidores que palpaban lo sobrenatural, se les aparecía aquella joven, resplandeciente de luz, vestida de blanco, con el rosario entre las manos y les invitaba a rezar con Ella. Después les comunicaba algunas cosas que han llegado hasta nosotros, donde se manifiesta el deseo ardiente de la Virgen de que seamos almas de oración y que procuremos hacer sacrificios para unirlos a la Pasión de su Hijo.

14 San Matías, Apóstol (+ 64) Siguió a Jesús "desde que éste fue bautizado hasta su ascensión". Por este motivo, cuando Judas desertó y hubo necesidad de completar el número de los doce apóstoles, Pedro lo propuso para que se uniera al grupo apostólico y "se convirtiera en testigo de la resurrección" del Señor. Hoy recordamos lo maravilloso que es seguir a Jesús y la fidelidad que se debe a la vocación.

15 San Isidro Labrador (1070-1130)
El Patrono de Madrid nación en lo que es ahora la capital de España. Sus padres, al no poder enviarlo a la escuela, se encargaron ellos mismos de inculcarle sus escasos conocimientos, junto con el horror del pecado y el amor a la oración. Isidro se casó con una muchacha pobre, tan buena como él; pero después del nacimiento de su primer hijo, que murió en la infancia, ambos decidieron servir a Dios en continencia perfecta. Con su santidad y heroísmo salió del oscuro anonimato que rodea a los humildes hombres del campo. Su vida fue un modelo de perfección cristiana en el mundo.
Sencillo labrador, trabajó la tierra de sol a sol durante toda su vida y murió en la pobreza. Una leyenda nos narra que Isidro, muy temprano, solía ir a Misa antes de comenzar a arar la tierra y que, mientras tanto, llegaban los ángeles para suplirlo en su labor hasta que terminaba la Eucaristía. Mientras araba, sembraba y cosechaba, elevaba sus pensamientos hacia Dios. Los teólogos modernos llaman a esto "ejercicio de la presencia de Dios"; afirman que el alma, con un poco de práctica, logra dirigir la atención simultáneamente a dos cosas diferentes: el trabajo diario y el pensamiento en Dios presente en todas las cosas. Isidro aprendió este arte y lo ejerció de manera muy particular. Toda su vida fue una unión con el Amor de Dios. San Isidro era muy generoso con los pobres; con frecuencia los invitaba a su mesa y reservaba para sí los restos de la comida.
Murió el año de 1130, a la edad de 60 años. Su esposa, que le sobrevivió varios años, alcanzó también el honor de los altares. Su culto se popularizó mucho por los milagros que el santo obró en Madrid. La familia real de España, promovió ardientemente la causa de San Isidro, quien fue canonizado en marzo de 1622, junto con San Ignacio, San Francisco Javier, Santa Teresa y San Felipe Neri. En España se les llama, desde entonces, "los cinco santos".

16 San Juan Nepomuceno, mártir (1350-1393)
Nació en el pueblo de Pomuk, en Bohemia, en 1350. Su nombre se deriva de su ciudad natal de Nepomuk o Pomuk. Hizo sus estudios en la Universidad de Praga. Hijo de un juez, ya a los 20 años lo encontramos como clérigo en Praga, con el título de "notario del tribunal eclesiástico" Por sus conocimientos teológicos y jurídicos, recibió diferentes cargos y honores, hasta llegar a la dignidad de vicario general de Arzobispo de Praga, en 1389. Durante los tiempos libres de su delicado cargo, se entregó completamente a los cuidados pastorales de la gente humilde. Conocido por su estilo sencillo de vida, tenía una amor especial a los marginados por el poder civil. El rey Wenceslao, la corte y muchos nobles, cometían contra ellos innumerables abusos de poder, robos y violencias. Debido a esto, el rey fue excomulgado y él, en venganza, mandó detener y torturar a San Juan, y posteriormente fue lanzado del puente de Praga. Murió como mártir por obedecer más a Dios que a los hombres, en 1393. San Juan Nepomuceno es el patrono principal de Bohemia. Se le invoca sobre todo contra las inundaciones y las calumnias, y en favor de la buena confesión.


17 San Pascual Bailón (1540-1592)
Nació en Aragón y murió en Valencia. Hijo de pobres colonos, hasta los 20 años fue un extraño pastor que llevaba en el zurrón libros piadosos y una imagen de la Virgen tallada en madera. En 1561 ingresó como hermano lego en la orden de San Francisco. Fue portero, cocinero, hortelano y limosnero y aparte de sus extasis y milagros, su vida se desarrolló en una forma digna, pero monótona. Hacía lo que le decían e iba a donde lo enviaban, tanto que muchos conventos se lo disputaban y asi anduvo por varios de ellos. En Roma se conservan ocho volúmenes de 1000 páginas con las pruebas de todos sus milagros. Su rasgo característico es la devoción a la Eucaristía y se cuenta que pasaba todo el tiempo posible ante el sagrario y en el resto del día durante su trabajo se la pasaba diciendo jaculatorias.

18 San Juan I, Papa y mártir (+ 526)
Fue electo Papa en el año 523. Teodorico, rey arriano, lanzó una persecución contra todos los que sostuvieran la verdadera fe católica acerca de Cristo. El Papa Juan fue uno de los primeros en ser castigados: primero fue enviado por el rey a Constantinopla con una embajada destinada a fracasar; después, también por órdenes del rey, fue confinado en una cárcel de Ravena, en donde murió de hambre. Hay que demostrar nuestra fidelidad a la Iglesia aún en ambientes adversos.


19 San Celestino V (1214-1296)
Después de la muerte del Papa Nicolas IV en 1292 pasaron muchos meses y no se podían poner de acuerdo quien sería en próximo Papa. Por fin decidieron elegir un monje de 80 años Pietro Celestino que ya muchos veneraban como santo, el cual obedientemente aceptó y fue consagrado obispo de Roma con el nombre de Celestino V. Sus primeras desiciones fueron desastrozas, en todos veia buenas intenciones y se enredaba con los asuntos que le presentaban. Dandose cuenta de su incapacidad, despues de 6 meses abdicó y le sucedió el cardenal Gaetani con el nombre de Bonifacio VIII. El nuevo Papa por temor a un cisma lo hizo recluir en el castillo de Fumone (“Lo único que quería en este mundo era una celda, y una celda me han dado”) donde murió diez meses después. Este hombre santificó en su vida su fracaso.


20 San Bernardino de Siena, presbítero (1380-1444)
Nació en Massa Marítima, en Toscana, Italia, el año 1380, en el palacio de una familia noble; a los 6 años perdió a sus padres y quedó huérfano al cuidado de sus tías, en Siena. Ingresó en la Orden de los frailes Menores y fue ordenado sacerdote; a su ingreso, la congregación contaba sólo con 130 frailes; a la muerte del santo, el número se había elevado a 4000. ¡Quién quiera evangelizar tiene que conocer el evangelio! Diez años pasó meditando la Palabra de Dios y rezando en la soledad. Es considerado como uno de los evangelizadores más grandes que hayan existido. La muerte lo llamó en plena actividad evangelizadora en l444. Se dirigía a realizar una gran misión entre los napolitanos. Como él mismo decía: "voy a predicar a gente petrificada en su fe, como la lava del Vesubio y, a la vez, ardiendo por el fuego infernal de sus vicios".

21 Santa Gisela
Hija de Pipino el Breve y en consecuencia hermana de Carlomagno. Murió a principios del siglo IX. Nació en Aire donde creció en edad y belleza y tuvo como director espiritual al monje Venancio antiguo oficial de su padre que la encaminó a entregar su vida a Dios. Su vocación la reafirmó principalmente en tres ocasiones: La primera el negarse a casarse con el emperador de oriente Constantino Coprónimo. La segunda rechazó al rey de los lombardos y el tercer rechazado fue el rey de Escocia, el cual se condujo como un criminal por lo cual Gisela afeó su rostro y el pretendiente retiró su propuesta. Pero la santa recobró su belleza y este rey enojado por otra negativa mandó matar a Venancio. Este fue el último empujón para que Gisela se fuera al convento donde vivió treinta años hasta su muerte.

22 Santa Rita de Casia ( 1381-1457)
Desde su niñez quiso ser monja, pero sus padres querían que se casara. Aceptó por obediencia y la casaron con un hombre brutal y descreído, del cual tuvo dos hijos a los que educó cristianamente. Su matrimonio duró 18 años en los que fue modelo de paciencia y bondad lo que ablandó el corazón de su esposo antes que muriera asesinado. Tiempo después murieron sus hijos y ella decidió entrar al convento de las agustinas de Casia, pero no la aceptaron porque era viuda. Por su insistencia y rezos logró que la admitieran y vivió ahí dedicada a la oración y penitencia. Ofreció sus sufrimientos a Cristo y como marca de ello llevó en su frente una llaga abierta que despedía mal olor, por lo que se alejó de la comunidad confinándose a un lugar apartado del convento hasta su muerte en olor a santidad. Santa Rita es la abogada de las causas imposibles y desde su canonización en 1900 por el Papa León XIII ha crecido mucho el número de sus devotos.

23 San Juan Bautista de Rossi (1698-1764)
Fue cura de la Iglesia de Santa María en Roma en tiempos de Voltaire y se ocupaba de su ministerio sacerdotal sin brillantez y sin ruido. Principlamente se entregaba a predicar de cinco a seis veces al día en distintas iglesias, pero también en hospitales y cárceles, dedicando en Santa María varias horas a confesar. En su tiempo nadie se dio cuenta que vivía con un santo, pues nunca llamó la atención. Al morir sus bienes eran: unas pocas monedas de cobre y su cama que ni siquiera le pertenecía.

24 María Auxiliadora
En el año 1572 tuvo lugar la famosa batalla de Lepanto, en la cual los cristianos se enfrentaron con los mahometanos que querían invadir Europa y amenazaban con llegar a la misma Roma. El papa Pío V convocó a los Príncipes Católicos a que salieran a defender a sus colegas de religión. Se encontraron los dos ejércitos en el Golfo de Lepanto; el número de barcos y soldados era mucho menor en el lado cristiano. Antes de la batalla, los soldados se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. También en Roma, el Papa, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. Al saberse de la victoria de los cristianos, gracias en parte al viento que cambió de rumbo y que les favoreció, el papa mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre la fiesta del santo Rosario y que en las letanías se rezara siempre esta oración: María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. En el año de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La Santísima Virgen se le había aparecido en sueños a San Juan Bosco pidiéndole que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora. Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen”. Aconsejaba San Juan que repitiéramos muchas veces esta jaculatoria “María Auxiliadora, rogad por nosotros”.

25 San Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia (673-735)
Nace en Inglaterra. Fiel observante de la regla benedictina. Dedicó su actividad a la enseñanza y a la redacción de obras teológicas y de historia de Inglaterra y de los mártires. Se propuso y logró jamás sacrificar la oración por el estudio.

26 San Felipe Neri, presbítero (1515-1595)
Nació en Florencia en 1515. Fue sencillo, ingenioso, alegre, extático, imprevisible, músico, poeta, extravagante y humorista. El hermano Zboni riñó un día a Felipe porque reía a carcajadas leyendo "las bromas del cura Arlotto", diciéndole: "Los sacerdotes no deben reir ruidosamente". "El Señor es bueno, contestó Felipe. ¿Cómo no va a alegrarse de que sus hijos nos riamos? La tristeza nos hace doblar el cuello y no nos permite mirar al cielo. Debemos combatir la tristeza, no la alegría". Le llamaban desde niño "Felipín el bueno", por su piedad, dulzura y amabilidad. En medio del paganismo que imperaba en el ambiente renacentista romano, Felipe entrega todos sus haberes a los pobres, mientras él ayuna a pan y agua. Pasa los días en obras de caridad, y las noches en las catacumbas de San Sebastián, entregado a la oración y a la penitencia. Alcanza altísima oración. Sus éxtasis duran horas y a veces se le oye clamar:¡Basta, Señor, basta! ¡Detén el torrente de tu amor! Ante esa vida angelical poco podían hacer los asaltos del mal. Con todo, le gustaba rezar así: "Señor, no te fíes de mi. Señor, ten de tu mano a Felipe, que, si no, un día, como Judas, te traicionará". Funda una cofradía para atender a pobres y peregrinos. Visita cárceles y hospitales. Busca sobre todo a los niños y a los jóvenes. En 1551 se ordena sacerdote por obediencia. Por toda Roma derrama sus caridades, sus fervores, su alegría contagiosa, la certeza de que hay más alegría en la virtud que en el pecado. Es proverbial su don de lágrimas, y de hacer milagros. En el tribunal de la penitencia conseguía conversiones maravillosas. Todos los Papas y Príncipes acudían a él. Su obra definitiva fue la fundación del Oratorio, para instruir y entretener a niños y jóvenes. "Sed buenos... Si podéis, les decía comprensivo. Con tal de no ofender a Dios, podéis cortar leña sobre mis espaldas". Desde el Oratorio extendía el bien a todas partes. Murió en 1595. Era la noche de Corpus y se fue a acabar la fiesta al cielo. Sus restos descansan en la "Chiesa Nuova" de Roma. Fue canonizado por Gregorio XV en 1622.

Santa Mariana de Jesús Paredes y Flores (1618-1645)
Nació en Quito, Ecuador y quedó huérfana a los seis años, siendo recogía por su hermana Josefina, madre de dos chiquillas de su misma edad. Creyéndolas llamadas a una santidad igual a la suya, Mariana las convenció de recitar el rosario una y otra vez a lo largo del día. Un día convinieron las tres en salir por la noche a convertir a los indios manas; pero ninguna se despertó. Y así concluyó su empresa apostólica. En otra ocasión se escaparon con el fin de llevar en el Pichincha una vida eremítica, pero un toro de muy mala pinta les cerró el paso y regresaron a casa a toda velocidad. Jerónima y su marido, que estaban cansados de tener tantas santas en su domicilio, decidieron que Mariana entrara en un convento. Ante las negativas de la muchacha, la amenazaron con aislarla en una apartada del gran edificio en donde vivían. Mariana aceptó y se acompañó de un crucifijo, un puñado de libros de piedad, un ataúd hecho a su medida y su guitarra. No salía sino para los oficios y las visitas a los pobres. Se sentía tan feliz allí que solía cantar a voz en grito acompañándose de la guitarra. A fuerza de ayunos y mortificaciones, cayó enferma en una ocasión y el médico que la atendió la dejó prácticamente sin sangre. En 1645 sobrevino un fuerte terremoto en Quito, seguido de una epidemia que acabó de aterrorizar a la población. Mariana ofreció su vida a Nuestro Señor para que cesaran las calamidades. Cristo le tomó la palabra: murió y acabó la epidemia. Desde entonces los ecuatorianos la consideran su heroína nacional.

27 San Agustín de Canterbury, obispo (+ 605)
San Agustín de Canterbury es el apóstol de Inglaterra, pues es quien dio comienzo a su conversión el año 596. Puede con todo derecho ser colocado junto a los grandes apóstoles de Cristo, al lado de San Patricio de Irlanda, de San Bonifacio de Alemania y de otros evangelizadores. Cuenta el Venerable Beda que paseando un día por el foro romano, San Gregorio Magno, vió un grupo de jóvenes esclavos de blanca tez y rubios cabellos. Eran de la isla de Bretaña y todavía no habían oído hablar de Cristo. San Gregorio era abad del monasterio de San Andrés, en el monte Celio. Recogió a los esclavos y concibió la idea de ir a misionar a la isla de Bretaña. No pudo ir, pues poco después era elegido Papa. Pero había en su monasterio un prior santo y sabio, Agustín, y a él le encomendó la misión que personalmente ya no podía realizar. Aquel monasterio fue, pues, la cuna de la evangelización y civilización inglesa. De allí salió Agustín con 39 compañeros el año 596. Tuvieron que sufrir muchas burlas y atropellos de parte de los nativos. Desembarcaron en el reino de Kent. El rey Etelberto, aunque pagano, era generoso y liberal. Después de algunas vacilaciones los recibió. Les agradeció las promesas que le ofrecían, y les dió libertad para predicar su fe. Entraron en Canterbury, capital de Kent, los 40 monjes, procesionalmente. Agustín, delante, junto a él un monje con la cruz, y otro con estandarte con la imagen de Cristo. Los benedictinos se extendieron por el reino con gran fruto. Gregorio Magno expresa en sus cartas la gran alegría que le embargaba por los frutos apostólicos de Agustín y sus monjes. Le enviaba más monjes, y le encomendaba erigir obispados. El apostolado de Agustín sólo duró siete años. Pero al morir dejaba organizada la magna empresa de la evangelización de la isla. Murió el gran apóstol el año 605, dos meses después que San Gregorio Magno.

28 Santa Ripsimena (+ 290)
Esta muchacha armenia formaba parte de un grupo de vírgenes consagradas. El emperador Diocleciano la encontró tan bonita que decidió desposarla de inmediato. Pero, las doncellas fueron prevenidas del peligro y huyeron hacia la lejana Armenia, donde se establecieron en una granja próxima a la capital. Allí se presentó el rey Tiridates (261-317) con el encargo de Diocleciano de devolver a Ripsimena. Sin embargo, desde el momento en que la vio, Tiridates se prendó de ella y, olvidándose de la petición de Diocleciano, quiso quedársela él. Ante la negativa de la joven, hizo que la quemaran viva junto a sus compañeras. Para los armenios esta mártir es su santa nacional. En Armenia su iglesia celebra su fiesta el segundo lunes después de Pentecostés.

29 Santos Sisinio, Martorio y Alejandro
Mártires muertos en Medol (Tirol) el 29 de mayo del 397. Aunque el cristianismo estaba a punto de convertirse en religión de Estado, los cristianos todavía eran perseguidos en unos lugares del Imperio. Algunos funcionarios cerraban los ojos, e incluso llegaban a ser cómplices. Así murieron Sisinio, Martorio y Alejandro, misioneros que Vigilio, obispo de Trento, había enviado a divulgar el Evangelio en esa diócesis. Sisinio era un diácono originario de Capadocia, Martorio y su hermano Alejandro no habían recibido más que órdenes menores: de lector y de portero. Al llegar, los notables del lugar los sometieron a mil vejaciones, bajo la mirada indiferente de las autoridades. El enojo de estos paganos se aumentó cuando les vieron construir una iglesia y realizar conversiones. Y se desencadenó el día en que Sisinio fue a retirar con sus manos a un neófito al que querían sacrificar a los dioses. Se lanzaron sobre la iglesia para saquearla y le rompieron el cráneo a Sisinio con el cuerno que servía para llamar a la oración. Ataron a Martorio a un árbol del jardín y le atravesaron el pecho y el vientre con palos puntiagudos. A su compañero Alejandro, lo pasearon por el pueblo con un cencerro colgado al cuello y después lo tiraron vivo a una hoguera en la que ya ardían los cuerpos de sus compañeros.

30 San Fernando, rey (1199-1252)
En este mes reunimos a dos paradigmas del poder de la cruz: un monarca triunfal y conquistador, y la doncella guerrera Juana de Arco condenada a muerte por unos obispos. El rey de Castilla y la buena lorenesa, santos medievales que ciñeron espada y que en los combates de este mundo hicieron estrago entre el enemigo. Ambos, tan diferentes, son las dos caras de la Historia vista por Dios: la serenidad del éxito y el fracaso humano hasta morir en la hoguera por hereje relapsa y bruja; la lucha contra infieles y guerras enconadas entre cristianos. El soberano y la pastora de Domremy, en tierras próximas, casi vecinas. Fernando, que conquistó definitivamente buena parte de Andalucía, «no por nuestros merecimientos, sino por los de Cristo», y Juana que se pierde en campañas estériles y confusas en las que acabó abandonándole la cobardía y la ingratitud de su señor, a quien había hecho coronar. El rey santo que duerme en una suntuosa capilla de la catedral sevillana, y la Doncella de Orleáns que pereció en el fuego y cuyas cenizas se entregaron al aire de Francia, de la que hoy es patrona. Los dos, triunfo y derrota, gloria humana y frustración, logro visible y humo, grandeza y tragedia, guiados por un sentido humilde y poderoso del deber. El gran rey de los castellanos y leoneses, y la pastora analfabeta que obedeció las voces de la altura hasta morir ignominiosamente en Ruán, forman parte de los misteriosos planes de Dios, interpretando dos papeles aparentemente antagónicos de la santidad que se completan en el reverso de la Historia, más allá de lo que vemos, según la sabiduría de la Providencia.

31 La visitación de la Santísima Virgen María
Esta fiesta fue primeramente observada por los frailes menores en el siglo XIII y se extendió al mundo occidental, desde el año de 1389. Al mismo tiempo que el Ángel Gabriel anunció a María la Encarnación del Hijo de Dios, le dió la noticia de que su parienta Isabel, estéril y de edad avanzada, tenía en su vientre, hacía seis meses, un hijo destinado a ser el Precursor del Mesías. María, llena de gracia y animada por el Espíritu Santo, partió sin dilación a visitarla. Marcha de prisa, porque siente en sus entrañas -Primera Procesión del Corpus- la presencia del Huésped, y ese dulce peso pone alas a sus pies.
"Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz". Efectivamente, imaginarse a María por aquellos áridos caminos, en la primavera florida de sus quince años, llevando en sus entrañas el divino Secreto, saltando y volando en alas del gozo y del amor, es una estampa lírica sin par..
Llegó a una ciudad de las montañas de Judea. La tradición señala a Aín-Karim como esa ciudad de Judá. Entrando María en casa de Zacarías, esposo de Isabel, saludó a ésta. Y sucedió que el niño que Isabel llevaba en sus entrañas, saltó de gozo e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor". Y nace de los labios de María el Magníficat, canto de humildad y de agradecimiento, que introduce un sistema nuevo de valores. Este cántico es un resumen de la Biblia, síntesis de la historia de la salvación. Anuncia la verdadera revolución, no la de los hombres, sino la de Dios.
La Virgen de la Visitación, caminando de prisa, es una imagen fascinante. Primero ha dicho "si" a Dios. Luego ese "si", convertido en mensaje, lo participa a los demás. La Anunciación es lo que le ha sucedido a María. La Visitación es lo que María hace que suceda en los demás, por su prontitud, generosidad y confianza.

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