01
San José Obrero La fiesta de San José, obrero, es una buena
ocasión para pensar en nuestra obligación de continuar la
obra de la creación y de realizarla bien. Es lo que diríamos:
"la Obra Bien Hecha". Dios pide al hombre colaboración
asidua y consciente en la Creación. Un autor moderno nos dice:
"Si un hombre es barrendero, tendría que barrer las calles
como pintaba Miguel Ángel, como componía Beethoven, como
escribía Shakespeare". Se debe trabajar con amor; porque trabajar
con amor, es tejer la tela con hilos de nuestro corazón, como si
el ser amado fuera a usar esa prenda de vestir; es arrojar semillas de
ternura, y cosechar con alegría, como si el ser amado fuera a comer
ese fruto. Es impregnarlo todo de amor.
02 San Atanasio, obispo
y doctor de la Iglesia (295-373)
Atanasio fue desterrado cinco veces y tuvo que vivir más de 16
años lejos de su patria; en varias ocasiones estuvo en peligro
de perder la vida por la espada del verdugo y por el puñal del
asesino a sueldo; durante toda su vida fue perseguido, pero nunca traicionó
la fe de Cristo y de la Iglesia para comprar su libertad. La obra más
importante de su vida, fue, sin duda alguna, la lucha contra Arrio, quien
negó la Divinidad de Cristo, y había llegado a Alejandría
vistiendo la túnica de un asceta. En el año 325, el Concilio
de Nicea condenó la doctrina de Arrio y lo excluyó de la
comunidad de los fieles. Más de trescientos Obispos se habían
reunido en Nicea y uno de sus prohombres fue el Obispo Alejandro, de Alejandría,
a quien acompañaba su diácono Atanasio, entonces secretario
suyo. Los arrianos lograron convencer al ingenue Constantino, de la validez
de su doctrina, de suerte que revocó el destierro de Arrio. Atanasio
no pudo dar su consentimiento; y, naturalmente, toda la ira de los arrianos
se concentró en él, logrando su destitución y su
destierro. El pueblo católico que no quería prescindir de
su pastor, hizo protestas públicas, las cuales fueron aplastadas
con crueldad. Atanasio se retiró a Roma y, 7 años más
tarde, con la participación entusiasta de todo el pueblo, pudo
volver a su Sede Episcopal. Su muerte, acaecida el 2 de mayo del año
373.
03 La Santa Cruz
La devoción y el culto a la Santa Cruz donde Cristo dio su vida
por nosotros se remonta a los primeros cristianos. Se comenzó a
festejar el aniversario del día en que se encontró la Cruz
de Nuestro Señor, gracias al interés de Santa Elena, madre
de Constantino. Luego, a principios del siglo VII los persas saquearon
Jerusalén y se apoderaron de las sagradas reliquias de la Santa
Cruz, que serían recuperadas pocos años más tarde
por el emperador Heraclio. Cuenta una piadosa tradición que el
emperador, vestido con las insignias de la realeza, quiso llevar (en exaltación)
la Cruz hasta su primitivo lugar en el Calvario, pero su peso se fue haciendo
más y más insoportable. Zacarías, obispo de Jerusalén,
le hizo ver que para llevar a cuestas la Santa Cruz debería despojarse
de sus vestidos reales e imitar la pobreza y humildad de Jesús.
Heraclio con pobres vestidos y descalzo pudo así llevar la Cruz
hasta la cima del Gólgota.
En la fe católica LA CRUZ es un signo, una figura, señal
o símbolo que representa el sacrificio salvador de Jesucristo,
todos sus padecimientos hasta llegar a la muerte en una cruz. En realidad
los palos materiales que forman la cruz en que Cristo fue sacrificado
no interesa mucho. Lo que realmente vale es el sacrificio salvador de
Jesucristo. Si Cristo no hubiera muerto en una cruz, seguramente que los
cristianos no nos fijaríamos para nada en la cruz.
La cruz es una señal o símbolo que tiene un significado
muy concreto y preciso: representa el sacrificio salvador de Jesucristo,
y cuando los católicos honramos la CRUZ, en realidad estamos honrando
a Cristo que sufrió para salvarnos. San Pablo dice: "Hizo
Cristo la paz al reunir a los dos pueblos en él, creando de los
dos un solo hombre nuevo. Destruyó el odio y los reconcilió
con Dios por medio de la cruz..." (Ef. 2, 15-16).
04 Santos Felipe y
Santiago, Apóstoles
Felipe era de Betsaida. Fue este apóstol el que anunció
a Natanael que había encontrado al Mesías. Del relato de
la multiplicación de los panes se puede desprender que es ágil
de mente al calcular con prontitud el dinero necesario -unos 200 denarios-
para paliar el hambre de la gente allí reunida. Interviene en el
episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que desean ver
a Jesús. Es también Felipe el que pide al Señor,
en el cenáculo, que le muestre al Padre. Santiago, pariente de
Jesús, es llamado “el Menor”, para distinguirlo del
hermano de Juan. Fue primer obispo de Jerusalén y desarrolló
una intensa actividad misionera. Murió mártir en Jerusalén
hacia el año 62. Es autor de una de las Epístolas Católicas.
Es preciso difundir el mismo mensaje que predicaron los Apóstoles.
05 San Antonino, arzobispo
(+1459)
Fue fundador del famoso convento de San Marcos en Florencia y encargó
a Fray Angélico, su compañero de noviciado y afamado pintor,
la pintura de todos los ahora célebres cuadros en este convento.
A pesar de su mala salud, fue nombrado Arzobispo de Florencia y se supo
ganar el cariño de sus gentes por su bondad y caridad, pues daba
a los pobres todo lo que caía en sus manos. Pero también
sabía exigir, y combatió los juegos de azar, la usura y
la brujería que se practicaba en esta ciudad.
06 Santo Domingo Savio,
estudiante (1842-1857)
Entre los miles de estudiantes que tuvo el gran educador San Juan Bosco,
resalta Santo Domingo Savio. Muy seguido ganaba Domingo el premio de “Buen
compañero” porque siempre estaba alegre, de buen humor y
dispuesto a ayudar a los demás. Desde niño, fue muy amante
de Jesús Sacramentado, y se le atribuye este famoso propósito:
“Prefiero morir antes que pecar”.
07 Santa Flavia Domitila(Siglo
I)
Esposa de Flavio Clemente, gobernador de Roma, y pertenecientes ambos
a la familia de los Flavio, a la cual pertenecieron también los
tres últimos emperadores del siglo I. Aunque Domiciano había
desatado una gran persecución contra los cristianos, Flavia Domitila
practicaba abiertamente su fe. A pesar de su parentesco con el emperador,
fue desterrada a la isla de Pandataria, donde terminó su vida como
mártir.
08 Job
Patriarca del Antiguo Testamento, el santo Job ha sido considerado durante
siglos como el mejor modelo de paciencia, antes de Jesucristo. Las palabras
que pronunció, después de haber sido afligido por el demonio
con toda suerte de males (el robo de todo su ganado, la muerte de sus
hijos, y las enfermedades que llegó a padecer), se han hecho el
modelo de la aceptación rendida de la voluntad de Dios: “Desnudo
salí del vientre de mi madre. Sin nada volveré al sepulcro.
Dios me lo dio, Dios me lo quitó. Bendito sea su Santo Nombre".
09 Santa María
Mazzarelllo (1837-1881)
Nacida en Mornese, Italia de padres campesinos, pobres e ignorantes, Santa
María llegó a ser la fundadora de la que es hoy la segunda
comunidad religiosa femenina más numerosa en el mundo: la Comunidad
de Hermanas Salesianas. Siempre fue una muchacha trabajadora y apostólica,
y junto con un grupo de sus amigas, se dedicó a enseñar
doctrina a los niños. Cuando supo Don Bosco de estas muchachas,
decidió también fundar colegios para mujeres y le pidió
a María Mazzarello que fuera la superiora. Ella se resistía,
pues no había terminado ni la primaria, pero obedeció y
fue magnífica superiora hasta el día en que murió.
10 San Juan de Ávila, presbítero (1500-1569)
Este sacerdote desempeñó una intensísima labor pastoral
con personas de toda condición, siendo conocido como el apóstol
de Andalucía. Sus escritos espirituales forman parte de lo más
valioso del siglo de oro español. Es patrono del clero secular
español.
11 Santa Juana de
Arco, mártir (1412-1431)
Esta santa francesa, que a los 17 años llegó a ser heroína
nacional y mártir de la religión, era una campesina que
nunca aprendió a leer ni a escribir. Desde los 14 años empezó
a oír voces que la llamaban, y se le aparecieron San Miguel Arcángel,
Santa Catalina y Santa Margarita que le decían “Tu debes
salvar a la nación y al rey”. Después de mil penalidades
para que la creyeran, logró ir a conquistar Orleans al mando de
un ejército de diez mil soldados. Siguieron otras victorias, y
logró que se coronara rey al temeroso Carlos VII.
Luego vinieron las envidias y la ingratitud, y fue Juana entregada por
los borgoñeses a los ingleses que la hicieron sufrir muchísimo
en la cárcel. Siguió un juicio cuyo tribunal estaba compuesto
por sus enemigos y fue condenada a la hoguera, como bruja, donde murió
mirando un crucifijo y pronunciando el nombre de Jesús. Años
después, su familia logró que se abriera otro juicio, ahora
si con la supervisión del Papa Calixto II y fue declarada injusta
la sentencia. El rey de Francia la declaró inocente y El Papa Benedicto
XV la proclamó santa.
12 Santos Nereo y
Aquileo, mártires
(+ 304) Eran soldados en tiempo del emperador Diocleciano. No eran aún
cristianos cuando estalló la persecución; pero el valor
de los mártires los impulsó a creer en Jesucristo. Fueron
degollados en Roma. El buen ejemplo que damos puede ayudar a la conversión
de alguien.
San Pancracio, mártir (+ 304) Sufrió el martirio el mismo
día que Nereo y Aquileo. Según la tradición, fue
martirizado cuando tenía 14 años, rechazando premios y ayudas
para el futuro si renegaba de su fe. Luego de dar las gracias a sus verdugos,
no dudó en sacrificar su juventud para mantenerse fiel a Cristo.
La juventud tiene un buen ejemplo en el joven Pancracio.
13 Nuestra Señora de Fátima
Es la "gran Aparición de la Virgen María del siglo
XX". Hasta 1917 apenas si la pequeña villa de Fátima
(Portugal) era conocida fuera de su nación ni aun dentro de ella.
Cerca de Fátima se encuentra la aldea de Aljustrel, en donde nacieron
los tres niños: Lucía, Francisco y Jacinta; éstos
dos últimos eran hermanos y primos de la primera. Lucía
era la menor de cinco hermanos y la mayor de los tres videntes de la Virgen
de Fátima y la que más directamente trató con la
Virgen María, quizá por ser la mayor. Muertos ya sus dos
primitos, ingresó con las Religiosas Doroteas en Pontevedra (España)
y más tarde, con deseos de vivir más retirada del mundo,
abrazó la vida de religiosa carmelita contemplativa. Hoy vive en
Coimbra. Los tres videntes eran sencillos, humildes y de familias muy
cristianas. Recibieron una formación bastante severa y desde muy
niños se vieron obligados a trabajar para poder comer. Francisco
era jovial, simpático y muy agraciado. Le gustaba la música,
las flores y, sobre todo, las estrellas. Normalmente él veía
a la Virgen, pero no le hablaba ni la oía. Corto sería su
destierro en esta vida. El 4 de abril de l919, a los dos años de
las celestes apariciones, volaba al cielo. Jacinta también era
muy fina y agraciada. La banjamina de diez hermanos. Desde muy pequeñita
fue muy piadosa y sufría cuando le contaban los padecimientos de
Jesús en su Pasión. A los diez años de edad volaba
al cielo este ángel de carne humana que, como su hermanito, el
13 de Mayo del 2000, el Santo Padre JPII los declaró beatos en
su visita a Fátima, siendo los primeros niños no mártires
en ser beatificados. A los tres videntes, el 13 de mayo de l917, en medio
de una tormenta y mientras cuidaban el rebaño, después de
haber rezado el Santo Rosario, se les apareció la Virgen María
vestida de blanco y les pidió que volvieran seis veces más
y que el mes de octubre les revelaría quién era y lo que
quería. Les anunció que tendrían que sufrir mucho,
pero que no se desalentaran que Ella les ayudaría. Les pidió
rezaran muchos rosarios, pero mejor de lo que lo hacían hasta entonces.
Las apariciones se repitieron el 13 de cada mes. En todas ellas sucedía
algo parecido: mientras rezaban el Sto. Rosario, acompañados cada
día de más seguidores que palpaban lo sobrenatural, se les
aparecía aquella joven, resplandeciente de luz, vestida de blanco,
con el rosario entre las manos y les invitaba a rezar con Ella. Después
les comunicaba algunas cosas que han llegado hasta nosotros, donde se
manifiesta el deseo ardiente de la Virgen de que seamos almas de oración
y que procuremos hacer sacrificios para unirlos a la Pasión de
su Hijo.
14 San Matías,
Apóstol (+ 64) Siguió a Jesús "desde que éste
fue bautizado hasta su ascensión". Por este motivo, cuando
Judas desertó y hubo necesidad de completar el número de
los doce apóstoles, Pedro lo propuso para que se uniera al grupo
apostólico y "se convirtiera en testigo de la resurrección"
del Señor. Hoy recordamos lo maravilloso que es seguir a Jesús
y la fidelidad que se debe a la vocación.
15 San Isidro Labrador
(1070-1130)
El Patrono de Madrid nación en lo que es ahora la capital de España.
Sus padres, al no poder enviarlo a la escuela, se encargaron ellos mismos
de inculcarle sus escasos conocimientos, junto con el horror del pecado
y el amor a la oración. Isidro se casó con una muchacha
pobre, tan buena como él; pero después del nacimiento de
su primer hijo, que murió en la infancia, ambos decidieron servir
a Dios en continencia perfecta. Con su santidad y heroísmo salió
del oscuro anonimato que rodea a los humildes hombres del campo. Su vida
fue un modelo de perfección cristiana en el mundo.
Sencillo labrador, trabajó la tierra de sol a sol durante toda
su vida y murió en la pobreza. Una leyenda nos narra que Isidro,
muy temprano, solía ir a Misa antes de comenzar a arar la tierra
y que, mientras tanto, llegaban los ángeles para suplirlo en su
labor hasta que terminaba la Eucaristía. Mientras araba, sembraba
y cosechaba, elevaba sus pensamientos hacia Dios. Los teólogos
modernos llaman a esto "ejercicio de la presencia de Dios";
afirman que el alma, con un poco de práctica, logra dirigir la
atención simultáneamente a dos cosas diferentes: el trabajo
diario y el pensamiento en Dios presente en todas las cosas. Isidro aprendió
este arte y lo ejerció de manera muy particular. Toda su vida fue
una unión con el Amor de Dios. San Isidro era muy generoso con
los pobres; con frecuencia los invitaba a su mesa y reservaba para sí
los restos de la comida.
Murió el año de 1130, a la edad de 60 años. Su esposa,
que le sobrevivió varios años, alcanzó también
el honor de los altares. Su culto se popularizó mucho por los milagros
que el santo obró en Madrid. La familia real de España,
promovió ardientemente la causa de San Isidro, quien fue canonizado
en marzo de 1622, junto con San Ignacio, San Francisco Javier, Santa Teresa
y San Felipe Neri. En España se les llama, desde entonces, "los
cinco santos".
16 San Juan Nepomuceno,
mártir (1350-1393)
Nació en el pueblo de Pomuk, en Bohemia, en 1350. Su nombre se
deriva de su ciudad natal de Nepomuk o Pomuk. Hizo sus estudios en la
Universidad de Praga. Hijo de un juez, ya a los 20 años lo encontramos
como clérigo en Praga, con el título de "notario del
tribunal eclesiástico" Por sus conocimientos teológicos
y jurídicos, recibió diferentes cargos y honores, hasta
llegar a la dignidad de vicario general de Arzobispo de Praga, en 1389.
Durante los tiempos libres de su delicado cargo, se entregó completamente
a los cuidados pastorales de la gente humilde. Conocido por su estilo
sencillo de vida, tenía una amor especial a los marginados por
el poder civil. El rey Wenceslao, la corte y muchos nobles, cometían
contra ellos innumerables abusos de poder, robos y violencias. Debido
a esto, el rey fue excomulgado y él, en venganza, mandó
detener y torturar a San Juan, y posteriormente fue lanzado del puente
de Praga. Murió como mártir por obedecer más a Dios
que a los hombres, en 1393. San Juan Nepomuceno es el patrono principal
de Bohemia. Se le invoca sobre todo contra las inundaciones y las calumnias,
y en favor de la buena confesión.
17 San Pascual Bailón (1540-1592)
Nació en Aragón y murió en Valencia. Hijo de pobres
colonos, hasta los 20 años fue un extraño pastor que llevaba
en el zurrón libros piadosos y una imagen de la Virgen tallada
en madera. En 1561 ingresó como hermano lego en la orden de San
Francisco. Fue portero, cocinero, hortelano y limosnero y aparte de sus
extasis y milagros, su vida se desarrolló en una forma digna, pero
monótona. Hacía lo que le decían e iba a donde lo
enviaban, tanto que muchos conventos se lo disputaban y asi anduvo por
varios de ellos. En Roma se conservan ocho volúmenes de 1000 páginas
con las pruebas de todos sus milagros. Su rasgo característico
es la devoción a la Eucaristía y se cuenta que pasaba todo
el tiempo posible ante el sagrario y en el resto del día durante
su trabajo se la pasaba diciendo jaculatorias.
18 San Juan I, Papa
y mártir (+ 526)
Fue electo Papa en el año 523. Teodorico, rey arriano, lanzó
una persecución contra todos los que sostuvieran la verdadera fe
católica acerca de Cristo. El Papa Juan fue uno de los primeros
en ser castigados: primero fue enviado por el rey a Constantinopla con
una embajada destinada a fracasar; después, también por
órdenes del rey, fue confinado en una cárcel de Ravena,
en donde murió de hambre. Hay que demostrar nuestra fidelidad a
la Iglesia aún en ambientes adversos.
19 San Celestino V (1214-1296)
Después de la muerte del Papa Nicolas IV en 1292 pasaron muchos
meses y no se podían poner de acuerdo quien sería en próximo
Papa. Por fin decidieron elegir un monje de 80 años Pietro Celestino
que ya muchos veneraban como santo, el cual obedientemente aceptó
y fue consagrado obispo de Roma con el nombre de Celestino V. Sus primeras
desiciones fueron desastrozas, en todos veia buenas intenciones y se enredaba
con los asuntos que le presentaban. Dandose cuenta de su incapacidad,
despues de 6 meses abdicó y le sucedió el cardenal Gaetani
con el nombre de Bonifacio VIII. El nuevo Papa por temor a un cisma lo
hizo recluir en el castillo de Fumone (“Lo único que quería
en este mundo era una celda, y una celda me han dado”) donde murió
diez meses después. Este hombre santificó en su vida su
fracaso.
20 San Bernardino de Siena, presbítero (1380-1444)
Nació en Massa Marítima, en Toscana, Italia, el año
1380, en el palacio de una familia noble; a los 6 años perdió
a sus padres y quedó huérfano al cuidado de sus tías,
en Siena. Ingresó en la Orden de los frailes Menores y fue ordenado
sacerdote; a su ingreso, la congregación contaba sólo con
130 frailes; a la muerte del santo, el número se había elevado
a 4000. ¡Quién quiera evangelizar tiene que conocer el evangelio!
Diez años pasó meditando la Palabra de Dios y rezando en
la soledad. Es considerado como uno de los evangelizadores más
grandes que hayan existido. La muerte lo llamó en plena actividad
evangelizadora en l444. Se dirigía a realizar una gran misión
entre los napolitanos. Como él mismo decía: "voy a
predicar a gente petrificada en su fe, como la lava del Vesubio y, a la
vez, ardiendo por el fuego infernal de sus vicios".
21 Santa Gisela
Hija de Pipino el Breve y en consecuencia hermana de Carlomagno. Murió
a principios del siglo IX. Nació en Aire donde creció en
edad y belleza y tuvo como director espiritual al monje Venancio antiguo
oficial de su padre que la encaminó a entregar su vida a Dios.
Su vocación la reafirmó principalmente en tres ocasiones:
La primera el negarse a casarse con el emperador de oriente Constantino
Coprónimo. La segunda rechazó al rey de los lombardos y
el tercer rechazado fue el rey de Escocia, el cual se condujo como un
criminal por lo cual Gisela afeó su rostro y el pretendiente retiró
su propuesta. Pero la santa recobró su belleza y este rey enojado
por otra negativa mandó matar a Venancio. Este fue el último
empujón para que Gisela se fuera al convento donde vivió
treinta años hasta su muerte.
22 Santa Rita de Casia
( 1381-1457)
Desde su niñez quiso ser monja, pero sus padres querían
que se casara. Aceptó por obediencia y la casaron con un hombre
brutal y descreído, del cual tuvo dos hijos a los que educó
cristianamente. Su matrimonio duró 18 años en los que fue
modelo de paciencia y bondad lo que ablandó el corazón de
su esposo antes que muriera asesinado. Tiempo después murieron
sus hijos y ella decidió entrar al convento de las agustinas de
Casia, pero no la aceptaron porque era viuda. Por su insistencia y rezos
logró que la admitieran y vivió ahí dedicada a la
oración y penitencia. Ofreció sus sufrimientos a Cristo
y como marca de ello llevó en su frente una llaga abierta que despedía
mal olor, por lo que se alejó de la comunidad confinándose
a un lugar apartado del convento hasta su muerte en olor a santidad. Santa
Rita es la abogada de las causas imposibles y desde su canonización
en 1900 por el Papa León XIII ha crecido mucho el número
de sus devotos.
23 San Juan Bautista
de Rossi (1698-1764)
Fue cura de la Iglesia de Santa María en Roma en tiempos de Voltaire
y se ocupaba de su ministerio sacerdotal sin brillantez y sin ruido. Principlamente
se entregaba a predicar de cinco a seis veces al día en distintas
iglesias, pero también en hospitales y cárceles, dedicando
en Santa María varias horas a confesar. En su tiempo nadie se dio
cuenta que vivía con un santo, pues nunca llamó la atención.
Al morir sus bienes eran: unas pocas monedas de cobre y su cama que ni
siquiera le pertenecía.
24 María Auxiliadora
En el año 1572 tuvo lugar la famosa batalla de Lepanto, en la cual
los cristianos se enfrentaron con los mahometanos que querían invadir
Europa y amenazaban con llegar a la misma Roma. El papa Pío V convocó
a los Príncipes Católicos a que salieran a defender a sus
colegas de religión. Se encontraron los dos ejércitos en
el Golfo de Lepanto; el número de barcos y soldados era mucho menor
en el lado cristiano. Antes de la batalla, los soldados se confesaron,
oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto
a la Madre de Dios. También en Roma, el Papa, con una gran multitud
de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario.
Al saberse de la victoria de los cristianos, gracias en parte al viento
que cambió de rumbo y que les favoreció, el papa mandó
que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre la fiesta
del santo Rosario y que en las letanías se rezara siempre esta
oración: María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
En el año de 1868, se consagró en Turín, Italia,
la Basílica de María Auxiliadora. La Santísima Virgen
se le había aparecido en sueños a San Juan Bosco pidiéndole
que le construyera un templo y que la invocara con el título de
Auxiliadora. Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte
centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora
empezó a hacer a favor de sus devotos, que en sólo cuatro
años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía
repetir: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro
de la Santísima Virgen”. Aconsejaba San Juan que repitiéramos
muchas veces esta jaculatoria “María Auxiliadora, rogad por
nosotros”.
25 San Beda el Venerable,
presbítero y doctor de la Iglesia (673-735)
Nace en Inglaterra. Fiel observante de la regla benedictina. Dedicó
su actividad a la enseñanza y a la redacción de obras teológicas
y de historia de Inglaterra y de los mártires. Se propuso y logró
jamás sacrificar la oración por el estudio.
26 San Felipe Neri,
presbítero (1515-1595)
Nació en Florencia en 1515. Fue sencillo, ingenioso, alegre, extático,
imprevisible, músico, poeta, extravagante y humorista. El hermano
Zboni riñó un día a Felipe porque reía a carcajadas
leyendo "las bromas del cura Arlotto", diciéndole: "Los
sacerdotes no deben reir ruidosamente". "El Señor es
bueno, contestó Felipe. ¿Cómo no va a alegrarse de
que sus hijos nos riamos? La tristeza nos hace doblar el cuello y no nos
permite mirar al cielo. Debemos combatir la tristeza, no la alegría".
Le llamaban desde niño "Felipín el bueno", por
su piedad, dulzura y amabilidad. En medio del paganismo que imperaba en
el ambiente renacentista romano, Felipe entrega todos sus haberes a los
pobres, mientras él ayuna a pan y agua. Pasa los días en
obras de caridad, y las noches en las catacumbas de San Sebastián,
entregado a la oración y a la penitencia. Alcanza altísima
oración. Sus éxtasis duran horas y a veces se le oye clamar:¡Basta,
Señor, basta! ¡Detén el torrente de tu amor! Ante
esa vida angelical poco podían hacer los asaltos del mal. Con todo,
le gustaba rezar así: "Señor, no te fíes de
mi. Señor, ten de tu mano a Felipe, que, si no, un día,
como Judas, te traicionará". Funda una cofradía para
atender a pobres y peregrinos. Visita cárceles y hospitales. Busca
sobre todo a los niños y a los jóvenes. En 1551 se ordena
sacerdote por obediencia. Por toda Roma derrama sus caridades, sus fervores,
su alegría contagiosa, la certeza de que hay más alegría
en la virtud que en el pecado. Es proverbial su don de lágrimas,
y de hacer milagros. En el tribunal de la penitencia conseguía
conversiones maravillosas. Todos los Papas y Príncipes acudían
a él. Su obra definitiva fue la fundación del Oratorio,
para instruir y entretener a niños y jóvenes. "Sed
buenos... Si podéis, les decía comprensivo. Con tal de no
ofender a Dios, podéis cortar leña sobre mis espaldas".
Desde el Oratorio extendía el bien a todas partes. Murió
en 1595. Era la noche de Corpus y se fue a acabar la fiesta al cielo.
Sus restos descansan en la "Chiesa Nuova" de Roma. Fue canonizado
por Gregorio XV en 1622.
Santa Mariana de Jesús
Paredes y Flores (1618-1645)
Nació en Quito, Ecuador y quedó huérfana a los seis
años, siendo recogía por su hermana Josefina, madre de dos
chiquillas de su misma edad. Creyéndolas llamadas a una santidad
igual a la suya, Mariana las convenció de recitar el rosario una
y otra vez a lo largo del día. Un día convinieron las tres
en salir por la noche a convertir a los indios manas; pero ninguna se
despertó. Y así concluyó su empresa apostólica.
En otra ocasión se escaparon con el fin de llevar en el Pichincha
una vida eremítica, pero un toro de muy mala pinta les cerró
el paso y regresaron a casa a toda velocidad. Jerónima y su marido,
que estaban cansados de tener tantas santas en su domicilio, decidieron
que Mariana entrara en un convento. Ante las negativas de la muchacha,
la amenazaron con aislarla en una apartada del gran edificio en donde
vivían. Mariana aceptó y se acompañó de un
crucifijo, un puñado de libros de piedad, un ataúd hecho
a su medida y su guitarra. No salía sino para los oficios y las
visitas a los pobres. Se sentía tan feliz allí que solía
cantar a voz en grito acompañándose de la guitarra. A fuerza
de ayunos y mortificaciones, cayó enferma en una ocasión
y el médico que la atendió la dejó prácticamente
sin sangre. En 1645 sobrevino un fuerte terremoto en Quito, seguido de
una epidemia que acabó de aterrorizar a la población. Mariana
ofreció su vida a Nuestro Señor para que cesaran las calamidades.
Cristo le tomó la palabra: murió y acabó la epidemia.
Desde entonces los ecuatorianos la consideran su heroína nacional.
27 San Agustín
de Canterbury, obispo (+ 605)
San Agustín de Canterbury es el apóstol de Inglaterra, pues
es quien dio comienzo a su conversión el año 596. Puede
con todo derecho ser colocado junto a los grandes apóstoles de
Cristo, al lado de San Patricio de Irlanda, de San Bonifacio de Alemania
y de otros evangelizadores. Cuenta el Venerable Beda que paseando un día
por el foro romano, San Gregorio Magno, vió un grupo de jóvenes
esclavos de blanca tez y rubios cabellos. Eran de la isla de Bretaña
y todavía no habían oído hablar de Cristo. San Gregorio
era abad del monasterio de San Andrés, en el monte Celio. Recogió
a los esclavos y concibió la idea de ir a misionar a la isla de
Bretaña. No pudo ir, pues poco después era elegido Papa.
Pero había en su monasterio un prior santo y sabio, Agustín,
y a él le encomendó la misión que personalmente ya
no podía realizar. Aquel monasterio fue, pues, la cuna de la evangelización
y civilización inglesa. De allí salió Agustín
con 39 compañeros el año 596. Tuvieron que sufrir muchas
burlas y atropellos de parte de los nativos. Desembarcaron en el reino
de Kent. El rey Etelberto, aunque pagano, era generoso y liberal. Después
de algunas vacilaciones los recibió. Les agradeció las promesas
que le ofrecían, y les dió libertad para predicar su fe.
Entraron en Canterbury, capital de Kent, los 40 monjes, procesionalmente.
Agustín, delante, junto a él un monje con la cruz, y otro
con estandarte con la imagen de Cristo. Los benedictinos se extendieron
por el reino con gran fruto. Gregorio Magno expresa en sus cartas la gran
alegría que le embargaba por los frutos apostólicos de Agustín
y sus monjes. Le enviaba más monjes, y le encomendaba erigir obispados.
El apostolado de Agustín sólo duró siete años.
Pero al morir dejaba organizada la magna empresa de la evangelización
de la isla. Murió el gran apóstol el año 605, dos
meses después que San Gregorio Magno.
28 Santa Ripsimena
(+ 290)
Esta muchacha armenia formaba parte de un grupo de vírgenes consagradas.
El emperador Diocleciano la encontró tan bonita que decidió
desposarla de inmediato. Pero, las doncellas fueron prevenidas del peligro
y huyeron hacia la lejana Armenia, donde se establecieron en una granja
próxima a la capital. Allí se presentó el rey Tiridates
(261-317) con el encargo de Diocleciano de devolver a Ripsimena. Sin embargo,
desde el momento en que la vio, Tiridates se prendó de ella y,
olvidándose de la petición de Diocleciano, quiso quedársela
él. Ante la negativa de la joven, hizo que la quemaran viva junto
a sus compañeras. Para los armenios esta mártir es su santa
nacional. En Armenia su iglesia celebra su fiesta el segundo lunes después
de Pentecostés.
29 Santos Sisinio,
Martorio y Alejandro
Mártires muertos en Medol (Tirol) el 29 de mayo del 397. Aunque
el cristianismo estaba a punto de convertirse en religión de Estado,
los cristianos todavía eran perseguidos en unos lugares del Imperio.
Algunos funcionarios cerraban los ojos, e incluso llegaban a ser cómplices.
Así murieron Sisinio, Martorio y Alejandro, misioneros que Vigilio,
obispo de Trento, había enviado a divulgar el Evangelio en esa
diócesis. Sisinio era un diácono originario de Capadocia,
Martorio y su hermano Alejandro no habían recibido más que
órdenes menores: de lector y de portero. Al llegar, los notables
del lugar los sometieron a mil vejaciones, bajo la mirada indiferente
de las autoridades. El enojo de estos paganos se aumentó cuando
les vieron construir una iglesia y realizar conversiones. Y se desencadenó
el día en que Sisinio fue a retirar con sus manos a un neófito
al que querían sacrificar a los dioses. Se lanzaron sobre la iglesia
para saquearla y le rompieron el cráneo a Sisinio con el cuerno
que servía para llamar a la oración. Ataron a Martorio a
un árbol del jardín y le atravesaron el pecho y el vientre
con palos puntiagudos. A su compañero Alejandro, lo pasearon por
el pueblo con un cencerro colgado al cuello y después lo tiraron
vivo a una hoguera en la que ya ardían los cuerpos de sus compañeros.
30 San Fernando, rey
(1199-1252)
En este mes reunimos a dos paradigmas del poder de la cruz: un monarca
triunfal y conquistador, y la doncella guerrera Juana de Arco condenada
a muerte por unos obispos. El rey de Castilla y la buena lorenesa, santos
medievales que ciñeron espada y que en los combates de este mundo
hicieron estrago entre el enemigo. Ambos, tan diferentes, son las dos
caras de la Historia vista por Dios: la serenidad del éxito y el
fracaso humano hasta morir en la hoguera por hereje relapsa y bruja; la
lucha contra infieles y guerras enconadas entre cristianos. El soberano
y la pastora de Domremy, en tierras próximas, casi vecinas. Fernando,
que conquistó definitivamente buena parte de Andalucía,
«no por nuestros merecimientos, sino por los de Cristo», y
Juana que se pierde en campañas estériles y confusas en
las que acabó abandonándole la cobardía y la ingratitud
de su señor, a quien había hecho coronar. El rey santo que
duerme en una suntuosa capilla de la catedral sevillana, y la Doncella
de Orleáns que pereció en el fuego y cuyas cenizas se entregaron
al aire de Francia, de la que hoy es patrona. Los dos, triunfo y derrota,
gloria humana y frustración, logro visible y humo, grandeza y tragedia,
guiados por un sentido humilde y poderoso del deber. El gran rey de los
castellanos y leoneses, y la pastora analfabeta que obedeció las
voces de la altura hasta morir ignominiosamente en Ruán, forman
parte de los misteriosos planes de Dios, interpretando dos papeles aparentemente
antagónicos de la santidad que se completan en el reverso de la
Historia, más allá de lo que vemos, según la sabiduría
de la Providencia.
31 La visitación
de la Santísima Virgen María
Esta fiesta fue primeramente observada por los frailes menores en el siglo
XIII y se extendió al mundo occidental, desde el año de
1389. Al mismo tiempo que el Ángel Gabriel anunció a María
la Encarnación del Hijo de Dios, le dió la noticia de que
su parienta Isabel, estéril y de edad avanzada, tenía en
su vientre, hacía seis meses, un hijo destinado a ser el Precursor
del Mesías. María, llena de gracia y animada por el Espíritu
Santo, partió sin dilación a visitarla. Marcha de prisa,
porque siente en sus entrañas -Primera Procesión del Corpus-
la presencia del Huésped, y ese dulce peso pone alas a sus pies.
"Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero
que anuncia la paz". Efectivamente, imaginarse a María por
aquellos áridos caminos, en la primavera florida de sus quince
años, llevando en sus entrañas el divino Secreto, saltando
y volando en alas del gozo y del amor, es una estampa lírica sin
par..
Llegó a una ciudad de las montañas de Judea. La tradición
señala a Aín-Karim como esa ciudad de Judá. Entrando
María en casa de Zacarías, esposo de Isabel, saludó
a ésta. Y sucedió que el niño que Isabel llevaba
en sus entrañas, saltó de gozo e Isabel, llena del Espíritu
Santo, exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que la madre
de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis
oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa
tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue
anunciado de parte del Señor". Y nace de los labios de María
el Magníficat, canto de humildad y de agradecimiento, que introduce
un sistema nuevo de valores. Este cántico es un resumen de la Biblia,
síntesis de la historia de la salvación. Anuncia la verdadera
revolución, no la de los hombres, sino la de Dios.
La Virgen de la Visitación, caminando de prisa, es una imagen fascinante.
Primero ha dicho "si" a Dios. Luego ese "si", convertido
en mensaje, lo participa a los demás. La Anunciación es
lo que le ha sucedido a María. La Visitación es lo que María
hace que suceda en los demás, por su prontitud, generosidad y confianza.
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