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Desde San Pablo para evangelizar


Desde San Pablo para evangelizar

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

AÑO PAULINO:

PARA VIVIR A SAN PABLO




El Papa Benedicto XVI ha convocado el Año Paulino, a celebrar del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009, con ocasión de los dos mil años del nacimiento del Apóstol San Pablo, que los historiadores sitúan entre los años 7 y 10 después de Cristo, y cuyas reliquias se guardan bajo el altar papal de la basílica romana de San Pablo Extramuros, en el sepulcro recientemente descubierto por los arqueólogos.

Es una celebración de grandes dimensiones por la talla y constitución de quien perseguía a la Iglesia y luego, desmontado por la luz amorosa de Dios, empezó a difundir a Cristo vivo y presente en el corazón de la humanidad.

Tiene, esta celebración de un año, objetivos muy claros como redescubrir la figura y la actividad de San Pablo en sus múltiples viajes apostólicos; volver sobre sus cartas, dirigidas a las Iglesias que él fundó y a algunos de sus colaboradores; renovar nuestra fe y nuestro compromiso apostólico y evangelizador; y rezar y trabajar por la unidad de todos los cristianos en una Iglesia unida, que el Apóstol entendió como el único Cuerpo de Cristo.

Pablo, nacido en Tarso de Cilicia, en Asia Menor, fue en su juventud un judío celoso y observante de la ley de Moisés. Es decir, que conocía la ley judía y la llevaba a la práctica. Por eso decide pedir cartas y empezar a perseguir a los cristianos para traerlos encadenados y humillados. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y cuando cabalgaba, como el mejor soldado y con ascenso de estrellas, es bajado del elegante corcel de paso fino para que probara el estiércol y la oscuridad de la noche cerrada. Lleno del lodo de la vergüenza y la debilidad avanza para sentir un destello de luz que entra en su corazón y no en sus ojos pues estaban cerrados. Cristo le habla. Cristo le tumba. Cristo le ordena para que en la oración descubra un nuevo camino. Se realiza un encuentro decisivo con Cristo que marcará, para siempre, toda su vida. De inquisidor a cristiano, de perseguidor a amigo de Jesús. Y desde, ese momento, inicia su ministerio anunciando a Jesucristo, salvador y redentor, a los gentiles, a los más lejanos.

Desde ahí, ya no sufrirá más caídas de caballos, sino innumerables peligros, prisiones, naufragios, desprecios, humillaciones y hasta la misma muerte. Pablo, el anterior Saulo, se enfrentó a una nueva vida para enarbolar con fuerza de convicción y expandir voz potente a Jesucristo resucitado y su Evangelio. Invitó a muchos a vivir y proclamar a Jesús como Señor de la historia. Es considerado como el prototipo del apóstol cristiano que dejó las sandalias y se puso los patines para recorrer los pueblos y ciudades de lejanías insospechadas.

Desde aquel día desarrollo en su corazón el impulso de seguir sin parar. Desde ese encuentro anidó en su vida un impulso que fue el amor ardiente a Jesucristo. Bien lo dejó escrito en Gálatas 2,20 "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”

Más que hablar. Más que gritar a Jesús vivo y real. Vivió una nueva vida a favor de Dios y para Dios creando comunidades con un compromiso misionero bien definido en sus cartas, viajes y esas hermosas comunidades levantadas con esmero y mucho sacrificio. Hace suyo un lema, que a todos nos puede ayudar en nuestra responsabilidad evangelizadora: “Evangelizar a tiempo y a destiempo” (2 Timoteo 4,2) para responderse de forma genial con una advertencia "Ay de mí si no evangelizare" (1 Corintios 9,16)

Hoy debemos actualizar a San Pablo en nuestras vidas y nuestra evangelización para asumir con valentía un compromiso que se ha quedado guardado en el escaparate del olvido y de la poltrona de muchos cristianos. El lo hizo con convicción y valentía, con audacia y decisión. Además, sin importarle que sea motivo de escándalo para los judíos y necedad para los griegos., pero en él es sabiduría de Dios (1 Corintios 1,18)

Para nosotros, los cristianos San Pablo nos muestran un amplio camino de apostolado y de misión. Nos señala la manera de llegar a los que están más lejanos y no han sentido la caricia de un Dios que llega en los hombros, al vida y el testimonio de cada uno de nosotros. Indicándonos que para ello hay que caminar en la conversión que nos permitirá vivir la vida según el Espíritu. Un Espíritu que es la fortaleza que nos lanza y nos guía en el camino a ese encuentro tan vital con nuestros hermanos.

Invito a todos y especialmente a los que hacen vida parroquial para que propicien la difusión y lectura orante de las cartas de San Pablo. A los Colegios, a los Catequistas a organizar estudio de la vida de San Pablo y hacerlo más vivo con concursos de dibujos, de carteleras, cuentos y alusivos murales. San Pablo, el “Apóstol de las gentes”, que llevó el mensaje a los puntos más lejanos nos está invitando a leer, meditar y aplicar sus 14 cartas a nuestras vidas y hacerlas una vida más plena en el servicios desinteresado por los otros.

mrivassnchez@gmail.com