Principal
Recursos Litúrgicos

GRACIAS SEÑOR POR EL AÑO QUE HA TERMINADO 

Preparativos:

  • Vestir la Iglesia con mucha alegría.
  • Hacer una excelente y llamativa cartelera
  • Recibir a la gente en la puerta
  • Entregar una hojita de cantos. Por lo tanto preparar cantos. Coro.
  • Entregar un recuerdito: “Juntos damos gracias a Dios y por eso estamos alegres”
  • Buscar unos vasitos pequeños (tipo café) y servir un vinito dulce (pasita) al final de la misa con una galletita.
  1. Monición de entrada: Amigos todos, recordemos todo lo bueno del año que está apunto de terminar. Y desde esa reflexión, podemos prepararnos para el Nuevo Año. A Dios sean dadas todas las gracias porque ha estado grande con todos. A la Virgen Santísima porque nos ha bendecido; a la comunidad porque nos ha aceptado y a todos por su generoso trato y amistad. Que esta Eucaristía sirva para agradecer y unirnos más.
  2. Canto…
  3. Ritos iniciales de la santa misa.
  4. Una persona lee:

•  Por los pecados contra Dios, de manera especial, por las veces que pudiendo venir a misa dominical no hicimos el esfuerzo. Señor ten piedad.

•  Por los pecados a favor de la critica y los chismes, sabiendo que con eso hemos entristecido a muchos. Cristo ten piedad.

•  Por las veces en que pudiendo hacer el bien me encerré en la tacañería y el egoísmo. Señor ten piedad

  1. Oración colecta: Oremos :

Dios todopoderoso y eterno, que has querido que todo esfuerzo humano por ir a tu encuentro tenga su origen y su plenitud en el nacimiento de tu Hijo; concédenos contarnos siempre entre el número de los que siguen a Cristo, en quien está la salvación del género humano. El, que vive y reina contigo… Amén.

  1. Lecturas:

6.1. Han recibido ustedes la unción del Espíritu Santo Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 18-21 Hijos míos: Esta es la última hora. Han oído ustedes que iba a venir el anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido ya, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora. De entre ustedes salieron, pero no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para que se pusiera de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros. Por lo que a ustedes toca, han recibido la unción del Espíritu Santo y tienen así el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira viene de la verdad. Palabra de Dios

6.2. Del salmo 95 Alégrense los cielos y la tierra.

•  Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo, proclamen su amor día tras día. Alégrense los cielos y la tierra.

•  Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena. Salten de gozo los campos y cuanto hay en ellos, manifiesten los bosques regocijo. Alégrense los cielos y la tierra.

•  Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar e orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija todas las naciones. Alégrense los cielos y la tierra.

6.3. Evangelio. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18 En el principio ya existía Aquél que es la Palabra , y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz. Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: A éste me refería cuando dije: “El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo” De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor .

  1. Ofrendas: tienen la libertad de presentación
  2. Misa como de costumbre

•  Oración sobre las Ofrendas . Señor y Dios nuestro, que infundes en nosotros los sentimientos de la verdadera piedad y nos impulsas a vivir en plena concordia con nuestros prójimos; concédenos poder tributarte con estas ofrendas el culto que te es debido, y estrechar los lazos de caridad con nuestros hermanos por la participación en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

•  Prefacio Cristo, luz del mundo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Porque, gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.

Por eso, con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

•  Oración después de la Comunión

Oremos: Que tu pueblo, Señor, al que jamás has dejado de tu mano, experimente tu ayuda presente y futura; a fin de que, disfrutando de los bienes terrenos necesarios, pueda buscar con mayor confianza los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

(antes de la bendición salen los responsables con algunas bandejas y reparten el vasito con vino y la galletitas)

  1. Monición de despedida: Año Nuevo. Vida nueva, pero jamás otro Dios. Nunca renunciaremos al amor de Dios. Iniciemos el encuentro con la familia y recordemos que Dios ha estado grande y nosotros estamos alegres. Feliz año 2006. (Se hace el brindis)

Bendición…