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Recursos Litúrgicos
  UNA COMUNIDAD ORANTE ANTE JESUS SACRAMENTADO

La idea central es que en el Año de la Eucaristía cada Comunidad se reúna todos los jueves en un lugar y hora determinado para que se exponga el Santísimo por un Ministro y allí se tenga una hora de adoración.

Tener presente:

Se manda a hacer una custodia o la herramienta donde se expondrá el Santísimo.
Se escoge una casa donde la gente se reúna. (Programar mes por mes)
En esa casa se tendrá una mesa con mantel blanco, flores y dos velones. La Custodia sin el Santísimo estará boca abajo, a un lado de la mesa.
El ministro una hora antes se acerca a la sede parroquial, santa Ana y busca el Santísimo. Nunca vendrá solo sino acompañado. Ojalá con un grupo de orantes.
Se lleva el Santísimo a la casa señalada y a la hora en punto. La casa debe estar de fiesta esperando al Señor vivo y real. En forma de círculo las sillas para los orantes. El Ministro abre la custodia y coloca allí al Santísimo y empieza la hora de adoración.

Pasos para la adoración por parte del Ministro:

· Canto de entrada

· Palabras de introducción o reflexiones para pegar en algún cartelón:

Siendo el pan una comida que nos sirve de alimento y se conserva guardándole, Jesucristo quiso quedarse en la tierra bajo las especies de pan, no solo para servir de alimento a las almas que lo reciben en la sagrada Comunión, sino también para ser conservado en el sagrario y hacerse presente a nosotros, manifestándonos por este eficacísimo medio el amor que nos tiene.

San Alfonso Mª de Liborio

Quiere El, para el bien de las criaturas, que su cuerpo, su alma y su divinidad se hallen en todos los rincones del mundo, a fin de que podamos hallarle cuantas veces lo deseemos, y así en El hallemos toda suerte de dicha y felicidad. Santo Cura de Ars

(El ministro de rodillas frente al Santísimo) Se puede tener en un embase carbón encendido con un poco de incienso para aromatizar y crear ambiente. Cuidado lo importante no es el incienso o que estén los carbones encendidos y esto distraiga a todos los presentes. Lo importante es el Santísimo y la reunión de la comunidad en oración.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo…
Oración:
Oh saludable Hostia
Que abres la puerta del cielo:
en los ataques del enemigo danos fuerza,
concédenos tu auxilio.
Al Señor Uno y Trino
se atribuye eterna gloria:
y El, vida sin término
nos otorgue en la Patria.
Amén.

Les diste pan del cielo.
Todos responden: Que contiene en sí todo deleite.

Luego se pone en pie y dice: Oremos.
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

Liturgia de la Palabra
Jesús da de comer a su pueblo (Lc. 9, 11-17).

La ultima Cena (Mt. 14, 12-16. 22-26).

Jesús hizo un milagro con pan; alimentó a toda la gente. Después, enseñó que Él es el pan que bajó del cielo. Él mismo es alimento (Jn 6, 35-41).

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (Jn 6, 51-53).

De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa indignamente será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor (1 Co 11, 27).

Lc 9, 16: «Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió»; Mt 14, 19 y Mc 6, 32: «…levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición…».

"Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10, 10) ‘quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo que el que me come vivirá por mí’ (Jn 6, 57-58)

Primera Lectura Te di un alimento que tú ni tus padres conocían Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3.14b-16ª En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus mandamientos o no. El te afligió haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres” Palabra de Dios.

Salmo 147 Responsorial: Bendito sea el Señor.

Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. El refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa. Bendito sea el Señor.

El mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre; él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente. Bendito sea el Señor.

Le muestra a Jacob sus pensamientos, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo ni le ha confiado a otro sus proyectos. Bendito sea el Señor.

Segunda Lectura. El pan es uno y los que comemos de ese pan formamos un solo cuerpo Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17 Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan. Palabra de Dios.

Evangelio
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Según san Juan 6, 51-58 En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida». Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”.

Pequeña reflexión

Oración de los Fieles
El que preside: Antes de disponer la mesa santa, donde el Señor hará nuevamente presente su tránsito pascual que salva a todos los humanos, elevemos, hermanos y hermanas, nuestras súplicas a Dios Padre con la plena confianza de ser escuchados: Respondemos: Escúchanos, Padre.

Para que los obispos y presbíteros, cuando presidan la celebración Eucarística, vivan tan plenamente identificados con el Señor que el pueblo vea en ellos la imagen viva de Cristo, que preside a quienes se han reunido en su nombre, roguemos al Señor. Escúchanos, Padre.

Para que pronto llegue el día en que todos los cristianos celebremos la Eucaristía en la unidad de una sola Iglesia, y todos los humanos, de un extremo al otro del mundo, ofrezcan el sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, roguemos al Señor. Escúchanos, Padre.

Para que los fieles que se encuentran a las puertas de la muerte, dejen este mundo llenos de paz y de confianza en las promesas del Señor; y fortalecidos con el Cuerpo de Cristo, lleguen al reino de la felicidad y de la vida, roguemos al Señor. Escúchanos, Padre.

Para que el Señor fortalezca constantemente nuestra fe y acreciente nuestro amor, a fin de que adoremos siempre en espíritu y verdad a Cristo, realmente presente en el admirable sacramento de la Eucaristía, roguemos al Señor. Escúchanos, Padre.

El que preside:

Dios nuestro, siempre fiel a tus promesas, que alimentas a tu pueblo con amor, escucha nuestras oraciones y acrecienta en nosotros el deseo de saciarnos de ti, fuente de todo bien; y haz que, fortalecidos con el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, avancemos por la senda de nuestra vida hasta llegar a la asamblea de los santos, y allí participemos eternamente en el banquete de tus elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

ALABANZAS DE DESAGRAVIO
Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Reza el Padre Nuestro
Comunión. De inmediato se da la comunión a los presentes. Se parte el pan entre los presentes. Claro los que puedan comulgar.
Cantos…
Comunión Espiritual (Oración para los que no pudieron comulgar)
Creemos, Jesús nuestro,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Le amamos sobre todas las cosas
y deseamos vivamente recibirte
dentro de nuestra alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a nuestro corazón.
Y como si ya le hubiésemos recibido,
le abrazamos y nos unimos del todo a Ti.

Señor, no permitas que jamás nos apartemos de Ti. Amén

Se reza le ave María
Canto a la Virgen.
Despedida.