Viernes Santo. Sector Virgen
del Valle
LA PASIÓN DEL SEÑOR JESUS
Tener previsto:
• El altar completamente desnudo. Sin candelabros, sin adornos.
• Un silencio total y completo
• El crucifijo cubierto con una pieza de tela roja
• Monitor, lectores, pasionistas, coro, cargadores del crucifijo,
porta cirios (2) Hora: 6:30 p.m.
• Matraca. Que haces las veces de campana.
• Coro. Hojas de canto. Se debe nombra con tiempo al grupo de personas
responsables
• El crucifijo que está en el despacho parroquial. Limpiarse
y acomodarse para la veneración de la cruz.
• Velas o velones para los cirios
Esquema:
1. Todo en completo silencio. El sacerdote vestido de rojo entra al templo
arrodillándose por tres veces…
2. Monitor: Para nadie es un secreto, que Cristo murió en la cruz.
Hoy la Iglesia no lo recuerda y a la vez, nos invita a vivir el misterio
de la cruz como el lugar de la salvación. No es la muerte la que
vence al mundo, sino el amor de Cristo que lo salva.
3. Coro: Perdona a tu pueblo Señor…
4. Sacerdote (sin decir oremos) ¡Oh Dios!, tu Hijo Jesucristo, Señor
nuestro, por medio de su pasión ha destruido la muerte, que, como
consecuencia del antiguo pecado, a todos los hombres alcanza. Concédenos
hacernos semejantes a él. De
este modo, los que hemos llevado grabada, por exigencia de la naturaleza
humana, la imagen de Adán, el hombre terreno, llevaremos grabada
en adelante, por la acción santificadora de tu gracia, la imagen
de Jesucristo, el hombre celestial. Que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.
5. Lecturas
6. Primera Lectura El
fue traspasado por nuestros crímenes Lectura del libro del profeta
Isaías 52, 13-15; 53, 1-12 Mi siervo tendrá éxito,
crecerá y llegará muy alto. Lo mismo que muchos se horrorizaban
al verlo, porque estaba tan desfigurado que no parecía hombre ni
tenía aspecto humano, así asombrará a muchas naciones.
Los reyes se quedarán sin palabras, al ver algo que nunca les habían
contado y comprender algo que nunca habían oído. ¿Quién
creyó nuestro anuncio? ¿A quién se manifestó
el poder del Señor? Creció ante el Señor como un retoño,
como raíz en tierra árida. No tenía gracia ni belleza
para que nos fijáramos en él, tampoco aspecto atractivo para
que lo admiráramos. Fue despreciado y rechazado por los hombres,
abrumado de dolores y habituado al sufrimiento; como alguien a quien no
se quiere mirar, lo despreciamos y lo estimamos en nada. Sin embargo, él
llevaba nuestros sufrimientos, soportaba nuestros dolores. Nosotros lo creíamos
castigado, herido por Dios y humillado, pero eran nuestras rebeldías
las que lo traspasaban y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió
el castigo para nuestro bien y con sus heridas nos sanó. Andábamos
todos errantes como ovejas, cada uno por su camino, y el Señor cargó
sobre él todas nuestras culpas. Cuando era maltratado, él
se sometía, y no abría la boca; como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa ni juicio se lo llevaron, y ¿quién se preocupó
de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los
pecados de mi pueblo; lo enterraron con los malhechores, lo sepultaron con
los malvados, aunque él no cometió ningún crimen ni
hubo engaño en su boca. Pero el Señor quiso quebrantarlo con
sufrimientos. Y si él entrega su vida como expiación, verá
su descendencia, tendrá larga vida y por medio de él, prosperarán
los planes del Señor. Después de una vida de amarguras verá
la luz, comprenderá su destino. Mi siervo, el justo, traerá
a muchos la salvación cargando con las culpas de ellos. Por eso,
le daré un puesto de honor entre los grandes y con los poderosos
participará del triunfo, por haberse entregado a la muerte y haber
compartido la suerte de los pecadores. Pues él cargó con los
pecados de muchos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios.
7. Salmo Responsorial
Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17 y 25
Vamos a repetir: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
• A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado;
líbrame por tu bondad. En tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, mi Dios leal, me librarás.
Todos: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
• Soy la burla de mis
agresores, motivo de risa para mis vecinos, el espanto de mis conocidos;
los que me ven por la calle huyen de mí; olvidado de todos como
un muerto, me he convertido en un objeto inútil.
Todos: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
• Pero yo confío
en ti, Señor; yo te digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame de los enemigos que
me persiguen.
Todos: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
• Que
tu rostro resplandezca sobre tu siervo, sálvame por tu amor. Sean
fuertes y anímense, todos los que esperan en el Señor.
Todos: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
8. Segunda Lectura.
Aprendió a obedecer y se convirtió en causa de salvación
eterna para todos los que le obedecen. Lectura de la carta a los Hebreos
4, 14-16; 5, 7-9 Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de
Dios, un sumo sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos, mantengámonos
firmes en la fe que profesamos. Pues no es él un sumo sacerdote
incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino que ha sido probado
en todo como nosotros excepto en el pecado. Acerquémonos, pues,
con plena confianza al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia
y encontrar la gracia de un socorro oportuno. El mismo Cristo, que en
los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas
con grandes gritos y lágrimas al que podía salvarlo de la
muerte, fue escuchado en atención a su actitud reverente; y precisamente
porque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Llegado a la perfección,
se convirtió en causa de salvación eterna para todos los
que le obedecen. Palabra de Dios.
9. Evangelio.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan
18, 1-40; 19, 1-42
1. ( Locutor) En aquel tiempo
uno de los doce, Judas Iscariote, fue a los sumos Sacerdotes y les propuso.
2. (Primera voz) Que están dispuestos a darme si les entrego a
Jesús.
1. Ellos juntaron 30 monedas.
El primer día de los ázimos los discípulos prepararon
la cena de pascua. Y mientras comían dijo Jesús.
1. (Jesús) Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar.
1. Todos se miraron buscando quien seria y Judas preguntó.
2. ¿Seré yo acaso?
1. Jesús respondió.
3. Así es.
1. Durante la cena tomó el pan, pronunció la bendición
lo partió y lo dio a sus discípulos, luego el cáliz
invitando a todos a comer y beber en la alianza del perdón. Después
de rezar marcharon al huerto de los olivos, allí Jesús dijo:
3. Esta noche será larga, todos caerán por mi causa.
2. Yo no, jamás caeré señor.
1. Jesús le replicó.
3. Antes de que el gallo cante tres veces me habrás negado.
1. En ese huerto Jesús se retiró y les invitó a orar,
era tanto el temor de Jesús que gritó.
3. Padre, Padre bueno si es posible aparta de mí este cáliz,
pero no se haga mi voluntad sino la tuya.
1. Al regresar donde los discípulos, los encontró dormidos.
Al instante apareció Judas con unos guardias y besando a Jesús
lo entregó para que lo hicieran preso. Jesús es llamado
a casa de Caifás, sumo Sacerdote donde lo condena por blasfemo.
Pedro afuera seguía los acontecimientos y una criada le dijo:
2. ¿No eres uno de los discípulos del preso?
1. El enseguida respondió:
2. Ni le conozco, ni se de que me hablas.
1. Al instante cantó el gallo y en silencio lloró amargamente.
Ya por la tarde lo llevan a donde el gobernador Poncio Pilatos. Mientras
tanto Judas entregó las 30 monedas y fue y se ahorcó. El
gobernador le preguntó:
2. Eres tú el rey de los judíos.
1. Jesús le respondió.
3. Tú lo dices.
1. Por esas fiestas el gobernador solía soltar un preso y la gente
empezó a gritar.
4. (Coro) A Jesús no. Queremos que suelten a Barrabás.
1. Pilatos, preguntaba.
2. ¿Y que mal a hecho?
1. La gente gritaba más fuertes.
4. Que lo crucifiquen, que lo crucifique.
1. Entonces, Pilatos, hizo caso a la gente, azotó a Jesús
y lo entregó para que lo crucificarán. Después de
azotarlo, le colocaron una túnica y corona de espinas y le decían.
4. Salve Rey de los judíos y se burlaban.
1. Con una cruz a cuesta empezó a caminar hasta el gólgota
o monte de la calavera, lugar donde lo crucificaron. Allí lo clavaron
a la cruz y junto a dos ladrones lo elevaron para que todos lo vieran.
Desde el medio día hasta media tarde todo se cubrió de tinieblas
para que Jesús gritara:
3. Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?
1. Al oírlo uno de los presentes tomó una esponja y lo llenó
de vinagre y la dio a Jesús. Y Jesús, dando otro fuerte
grito exclamó:
3. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.
1. Jesús exhaló el Espíritu. (Silencio)
1. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a bajo,
la tierra tembló. Al anochecer llegó un hombre, José
de Arimatea y llorando a Pilatos le rogó que le entregara el cuerpo
de Jesús, lo colocó en una gruesa manta en un sepulcro nuevo,
rodó una piedra grande a la entrada de la tumba y se marchó.
A la mañana siguiente, pasada el día de la preparación,
un grupo fue y pidió a Pilatos que colocara guardias a la entrada
del sepulcro por temor a que se robaran el cuerpo, por aquello de que
resucitaría al tercer día. (Retirada en silencio)
10. Adoración de la Cruz. Desde la puerta principal se trae la
cruz cubierta, acompañada por dos ministros con velas encendidas.
En el centro, a la mitad y frente al altar se levanta la cruz y se canta:
“Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación
del mundo. Todos responden: Venid, a doremos.
11. Monitor: La cruz fue el madero donde clavaron a Jesús. Ese
madero era signo de muerte. Cuando Cristo lo asume, lo carga y al entregar
su vida la estaba santificando, por eso hoy veneramos la cruz donde estuvo
clavada esa salvación de todos. Debo recordarles que cada uno de
nosotros debe ayudar, económicamente, hoy al sostenimiento de los
santos lugares. Deja su colaboración al pie de la cruz.
12. El sacerdote la venera la cruz con un beso y detrás todos los
ministros y responsables de la celebración. Luego el pueblo en
dos filas.
13. Coro…
14. Monitor: Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección
alabamos y glorificamos. Por el árbol de la cruz ha venido la alegría
al mundo entero.
15. Coro…
16. Monitor El Señor tenga piedad de nosotros y nos bendiga, que
nos muestre su rostro radiante y misericordioso. Tu cruz adoramos, Señor,
y tu santa resurrección alabamos y glorificamos. Por el árbol
de la cruz ha venido la alegría al mundo entero.
17. Coro…
18. Monitor: Pueblo mío, ¿qué te he hecho, en qué
te he ofendido? Respóndeme. Yo te saqué de Egipto; tú
preparaste una cruz para tu Salvador. Santo es Dios. Santo y fuerte. Santo
e inmortal, ten piedad de nosotros
19. Coro…
20. Monitor Yo te guié cuarenta años por el desierto, te
alimenté con el maná, te introduje en una tierra excelente;
tú preparaste una cruz para tu Salvador. Santo es Dios. Santo y
fuerte. Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.
21. Coro
22. Monitor ¿Qué más pude hacer por ti? Yo te planté
como viña mía, escogida y hermosa. ¡Qué amarga
te has vuelto conmigo! Para mi sed me diste vinagre, con la lanza traspasaste
el costado a tu Salvador. Santo es Dios. Santo y fuerte. Santo e inmortal,
ten piedad de nosotros.
23. Terminado la veneración a la cruz. Se inicia en el ambón
las preces universales
24. Oración
Universal:
+ Por la Santa Iglesia. Oremos, hermanos y hermanas, por la santa Iglesia
de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, la proteja
en toda la tierra y a todos nos conceda una vida serena para alabar a
Dios Padre todopoderoso.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas
las naciones, conserva la obra de tu amor para que tu Iglesia, extendida
por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión
de tu nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por el Papa. Oremos también
por nuestro Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, para que Dios nuestro
Señor, que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja
para bien de su Iglesia como guía y pastor del pueblo santo de
Dios.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las cosas:
atiende nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa que nos
has elegido, para que el pueblo cristiano, confiado por ti a su guía
pastoral, progrese siempre en la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por el pueblo de Dios y sus
ministros. Oremos también por nuestros obispos, presbíteros,
diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas
a toda tu Iglesia; escucha las súplicas que te dirigimos por todos
sus miembros, para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente
en la vocación a que les has llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
+ Por los catecúmenos.
Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro
Señor les ilumine interiormente y les comunique su amor; y para
que, mediante el bautismo, se les perdonen todos sus pecados y queden
incorporados a Cristo, nuestro Señor.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia;
aumenta en los catecúmenos el conocimiento de su fe, para que puedan
renacer por el bautismo a la vida nueva de tus hijos de adopción.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por la unidad de los cristianos.
Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para
que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan
y se digne reunirlos para siempre en un solo rebaño.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a los que están dispersos
y los mantienes en la unidad: mira con amor a todos los cristianos, a
fin de que cuantos están consagrados por un solo bautismo formen
una sola familia unida por el amor y la integridad de la fe. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
+ Por los judíos. Oremos
también por el pueblo judío, al que Dios se dignó
hablar por medio de los profetas, para que el Señor le conceda
progresar continuamente en el amor a su nombre y en la fidelidad a la
alianza que selló con sus padres.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que prometiste llenar de bendiciones a Abrahán
y su descendencia; escucha las súplicas de tu Iglesia y concede
al pueblo de la primitiva alianza alcanzar la plenitud de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados
por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino
de la salvación.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo buscar
sinceramente agradarte para que encuentren la verdad; y a nosotros, tus
fieles, concédenos progresar en el amor fraterno y en el deseo
de conocerte más, para dar al mundo un testimonio creíble
de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por los que no creen en Dios.
Oremos también por los que no admiten a Dios, para que obren siempre
con bondad y rectitud y puedan alcanzar el premio de llegar a él.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los seres humanos para
que te busquen, y, sólo al encontrarte, hallen descanso; concédenos
que, en medio de las adversidades de este mundo, todos reconozcan las
señales de tu amor y, estimulados por el testimonio de nuestra
vida, tengan por fin la alegría de reconocerte como único
Dios y Padre de todos los seres humanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
+ Por los gobernantes. Oremos
también por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios
nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común
en un ambiente de paz y libertad.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos está mover el corazón
de los seres humanos y defender los derechos de los pueblos; asiste a
los que gobiernan para que, con tu ayuda, promuevan una paz duradera,
un auténtico progreso social y una verdadera libertad religiosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Por los que se encuentran
en alguna tribulación. Oremos, hermanos y hermanas, a Dios Padre
todopoderoso por todos los que en el mundo sufren las consecuencias del
pecado, para que cure a los enfermos, dé alimento a los que padecen
hambre, libere de la injusticia a los perseguidos, redima a los encarcelados,
conceda volver a casa a los emigrantes y desterrados, proteja a los que
viajan y dé la salvación a los moribundos.
Se ora un momento en silencio.
Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los que lloran y fuerza de los
que sufren: lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan
en su tribulación, para que sientan en sus adversidades la ayuda
de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
25. Los ministros colocan el
mantel, cirios en el altar y el sacerdote busca el Santísimo. Corporal
extendido.
26. Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir: El celebrante, con las manos
extendidas, y todos los presentes prosiguen:
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del
mal.
27. El celebrante con las manos extendidas, prosigue él solo: Líbranos,
Señor, de todos los males, y concédenos la paz en nuestros
días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres
de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos
la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
28. Seguidamente hace genuflexión, toma una hostia y, sosteniéndola
un poco elevada sobre el copón y vuelto hacia el pueblo, dice en
voz alta: Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor. Y juntamente con el pueblo,
prosigue: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una
palabra tuya bastará para sanarme. Luego, comulga reverentemente
el Cuerpo de Cristo. Después distribuye a los fieles la comunión.
Durante ella se pueden entonar cánticos apropiados.
29. Comunión
30. Coro…
31. Oración sobre el Pueblo Oremos: Que tu bendición, Señor,
descienda con abundancia sobre este pueblo, que ha celebrado la muerte
de tu Hijo con la esperanza de su santa resurrección; venga sobre
él tu perdón, concédele tu consuelo, acrecienta su
fe y consolida en él la redención eterna. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
32. Todos se retiran en silencio total…
|