SABADO SANTO. Vigilia Pascual. Por la Cruz a la luz.
Esta noche es de vela ante el Señor. Mantengamos encendidas las
lámparas esperando al Señor.
En todos los templos la celebración será a las 10 de la
noche.
Marcos 16,1-7 De una terrible noche a una claridad de amor. Cristo no
está muerto. Vive y para siempre.
Con el sábado santo concluye la Semana Mayor. Del dolor y la
oscuridad pasamos a ver a un Jesucristo deslumbrante, Rey de Reyes.
Comienza la Pascua con el Domingo de Resurrección, y llega la
Iglesia, cuerpo místico de Cristo, al momento cúspide
en el calendario litúrgico. Jesús ha muerto por nosotros,
pero ha resucitado abriéndonos las puertas del Cielo.
Todos lloraban por haberlo visto en la cruz. Pero, unas mujeres, encabezadas
por la Magdalena, no se resignaron en una tristeza de un simple recuerdo.
Ellas lo buscaban y como el que busca encuentra, lo hallaron. Gritan
que vayamos a Galilea para volver a comenzar. Dejaron la tristeza y
los comentarios frustrantes y se lanzaron a la unidad en la vida con
la fuerza del resucitado.
En esta hermosa ceremonia de esperanza y amor consta de las siguientes
partes:
* LUCERNARIO: Bendición del fuego, Procesión y Pregón
Pascual.
* LA VIGILIA: La Iglesia proclama y medita las maravillas que Dios ha
hecho con su pueblo.
* LITURGIA BAUTISMAL: nuevos discípulos se incorporan en el seguimiento
de Jesús y Renovación del compromiso bautismal por parte
de los fieles.
* LITURGIA EUCARISTICA: Es la Eucaristía más importante
de todas las celebradas en el Año Litúrgico.
Esta Vigilia Pascual es también la celebración más
importante de todo el Calendario cristiano.
Celebramos con mayor esplendor y fervor porque creemos que Cristo ha
resucitado, vive y está presente entre nosotros. Cristo es la
luz que nos guía a la vida.
El Bautismo que recordamos nos invita, una vez más, a sumergirnos
en Cristo para vivir abiertos a su luz, a su palabra y a su gracia sacramental.
|