Miércoles Santo
Monición de entrada: Recordamos la triste historia de uno que
fue Apóstol de Cristo: Judas. Así lo cuenta San Mateo
en su evangelio: Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver
a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan
si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle treinta
monedas de plata. Y desde ese momento, andaba buscando una oportunidad
para entregárselo. Traicionado por los suyos, mal interpretado,
injuriado, calumniado. ¡Qué doloroso es ver que lo abandonan
sus amigos, que es objeto de burlas soeces, que sufre golpes, malos
tratos, despojos! ¡Qué heridas le causan en el alma la
tristeza, el tedio, el miedo y las vejaciones! La misericordia y la
ternura de Dios son eternas. Tanto amó Dios al mundo que entregó
a su propio Hijo. Por la pasión y la cruz de Jesucristo tenemos
el perdón y el consuelo de Dios. La traición de Judas,
y las negaciones de Pedro, nos ponen en alerta para vigilar y estar
firmes en la fe que nos exige confesar a Jesucristo en nuestra vida
con obras y palabras.
Oración Colecta
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste
que tu Hijo sufriera el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar
la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura.
No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos. Lectura
del libro del profeta Isaías 50, 4-9ª En aquel entonces
dijo Isaías:
El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa
sostener con mi palabra al cansado. Cada mañana me despierta
el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor
me ha abierto el oído, y yo no me he resistido ni me he echado
atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, mis mejillas
a los que tiraban mi barba; no oculté la cara ante los insultos
y salivazos. El Señor me ayuda, por eso soportaba las ofensas,
por eso endurecí mi cara como una piedra, sabiendo que no quedaría
defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién me denunciará?
¡Comparezcamos juntos! ¿Quién me va a acusar? ¡Que
venga a decírmelo! Sepan que el Señor me ayuda: ¿Quién
me condenará? Palabra de Dios.
Salmo 68, Por tu
bondad, Señor, socórreme.
Por ti sufro el insulto y la vergüenza cubre mi rostro. Soy un
extranjero para mis hermanos, un extraño para los hijos de mi
madre. Me desvelo por defender tu templo, y el insulto de los que te
insultan cae sobre mí. Por tu bondad, Señor, socórreme.
Los insultos me
han roto el corazón y casi muero; espero compasión, y
no la hay; consoladores, y no los encuentro. Me pusieron veneno en la
comida, me dieron a beber vinagre para mi sed. Por tu bondad, Señor,
socórreme.
Yo alabaré
el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza dándole
gracias. Véanlo ustedes, los humildes, y alégrense, recobren
el ánimo los que buscan a Dios. Porque el Señor escucha
a los necesitados, y no rechaza a sus cautivos. Por tu bondad, Señor,
socórreme.
Evangelio. ¡Ay de aquél por quien el Hijo del hombre va
a ser entregado! Lectura del santo Evangelio según san Mateo
26, 14-25 En aquel tiempo, uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote,
fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Qué me dan
si les entrego a Jesús? Ellos le ofrecieron treinta monedas de
plata. Y desde ese momento buscaba la oportunidad para entregarlo El
primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos
se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres
que te preparemos la cena de pascua?
El respondió: Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y díganle:
“El Maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la pascua
en tu casa con mis discípulos” Ellos hicieron lo que Jesús
les había ordenado y prepararon la cena de pascua. Al atardecer,
se puso a la mesa con los Doce, y mientras cenaban les dijo: Les aseguro
que uno de ustedes me va a entregar. Muy entristecidos, se pusieron
a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? Jesús
respondió: El que come en el mismo plato que yo, ése me
entregará. El Hijo del hombre se va, tal como está escrito
de él; pero ¡ay de aquél que entrega al Hijo del
hombre! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»
Entonces preguntó Judas, el traidor: ¿Soy yo acaso, maestro?
Y Jesús le respondió: Tú lo has dicho.
Oración de
los Fieles
Celebrante:
Pongamos, hermanos y hermanas, nuestra mirada en Jesús, elevado
en la cruz para que todos los que crean en él tengan vida eterna,
y oremos al Señor los unos por los otros: Respondemos a cada
petición: Señor, ten piedad.
Para que el Señor,
que fue entregado a sus enemigos por nosotros, tenga misericordia de
aquéllos que, como Judas, lo han traicionado y abandonado, roguemos
al Señor. Señor, ten piedad.
Para que el Señor,
que con su sangre preciosa limpió los pecados del mundo, se muestre
ante el Padre amigo y defensor de todos los seres humanos, roguemos
al Señor. Señor, ten piedad.
Para que los pobres,
los agobiados, los desesperanzados y todos los que con sus sufrimientos
participan de la cruz de Cristo encuentren consuelo en la pasión
del Señor, roguemos al Señor. Señor, ten piedad.
Para que cuantos
por el bautismo hemos sido sumergidos en la muerte de Cristo participemos
también de su resurrección, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que has querido salvar al mundo con la muerte
de tu Hijo, concede a quienes recordamos con amor su pasión gloriosa
obtener los dones que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio. La victoria
de la pasión
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque se acerca
ya los días santos de la pasión salvadora y la gloriosa
resurrección de Jesucristo nuestro Señor, en los que celebramos
su triunfo sobre la soberbia del demonio y recordamos el misterio de
nuestra redención. Por eso, los ángeles te cantan con
júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente
tu alabanza: Santo, Santo, Santo
Cordero de Dios
Comunión
Canto…
Procesión:
Toda procesión es una manifestación de la fe pública
y una manera de dar testimonio del amor a Dios y la presencia en la
Iglesia. Para ello la Comisión describe el recorrido y lo motiva.
Estaciones:
• Motivación: No podemos estar ausentes de la religiosidad
popular, pues en cada sacrificio está la presencia de Dios que
se ha hecho familia y tradición. Por eso, en esta Semana Santa
queremos cumplir nuestra promesa al Nazareno.
Por la señal,
de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor,
Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador,
Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme
con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Recorrido…
Se va cantando.
1. Estación: Dios bendice a los de mayor edad. En un sitio arreglado
y embellecido, con suficiente luz se colocan ancianos y personas de
mayor edad.
Lectura bíblica. Del libro de Job.
«Al atardecer se levantará para ti una especie de luz meridiana,
y cuando creyeres que estás acabado, te levantarás cual
estrella matinal. Estará lleno de confianza por la esperanza
que te aguarda.
Reflexión: SER ANCIANO implica haber vivido una prolongada existencia,
encontrarse al final de un largo viaje, quizá demasiado cansado.
La ancianidad es también tiempo de despedidas. Las cosas y los
afanes le van dejando a uno. También la gente querida que ha
partido antes que nosotros. Pero no se puede olvidar que la ancianidad
pertenece todavía al tiempo del peregrinaje terreno. Es, por
tanto, tiempo de prueba, tiempo de hacer el bien, tiempo de labrar nuestro
destino eterno, tiempo de siembra. No puede concebirse la vejez como
una época fácil de nuestra vida.
El hombre fue creado para vivir, y no para envejecer o morir.
La debilidad inherente a la vejez ayuda a despojarse de todo vano afán,
de toda estúpida soberbia.
La ancianidad es tiempo de recoger frutos y tiempo de siembra.
También la ancianidad está bajo la mano providente y amorosa
de nuestro Padre Dios.
Los ancianos constituyen en realidad una parte importante del tesoro
humano y sobrenatural de la humanidad entera.
Es la vejez tiempo de sufrimiento, tiempo de santidad, tiempo de hacer
el bien. Es la vejez, también, tiempo de despedida; y en las
despedidas se suelen decir las cosas más importantes.
Recorrido…
2. Estación.
Los niños son lo primero.
.Lectura bíblica de San Marcos
"Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo
impidáis, porque de éstos es el Reino de Dios. En verdad
os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará
en él. Y abrazándolos, los bendecía imponiéndoles
las manos"
Si nuestro Papa
tiene alguna debilidad, ésta son los niños. Es incapaz
de pasar ante un niño sin detenerse. Su corazón no se
lo permite. Son siempre ellos (y los que sufren) los que le arrancan
las más tiernas y delicadas caricias, las más conmovedoras
palabras y gestos. Posee una capacidad extraordinaria de sintonizar
de inmediato con esas almas casi sin estrenar. Y esto es una prueba
de que realmente Juan Pablo II aún tiene alma de niño.
Hace unos años
él mismo definía así a sus preferidos: “Son
la sonrisa del cielo confiada a la tierra. Son las verdaderas joyas
de la familia y de la sociedad. Son la delicia de la Iglesia. Son como
los “lirios del campo”, de los que Jesús decía
que “ni Salomón, con toda su gloria, se vestía como
uno de ellos”. Son los predilectos de Jesús, y la Iglesia
y el Papa no pueden no sentir vibrar por ellos, en el propio corazón,
los sentimientos del corazón de Cristo”.
Sonrisa del cielo
que tantas veces se apaga y sofoca en nuestra tierra cuando se maltrata,
se corrompe, se utiliza o se asesina a un niño. Joyas de la familia
y de la sociedad que en no pocas ocasiones se ven tiradas y abandonadas
por los senderos y calles de este mundo. Lirios del campo pero manchados,
pisoteados y truncados sin escrúpulo en tantos lugares del planeta.
El Papa ama entrañablemente
a los niños.
• LOS HIJOS
INFINITOS
Andrés Eloy Blanco
Cuando se tiene
un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.
Cuando se tiene
un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.
Cuando se tiene
un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra,
porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.
Cuando se tienen
dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.
Recorrido…
3. Estación.
La juventud divino tesoro.
Lectura bíblica. Mateo 19:16-22
“Sucedió que un joven se acercó a Jesús y
le preguntó: --Maestro, ¿qué de bueno tengo que
hacer para obtener la vida eterna?
¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? --respondió
Jesús--. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en
la vida, obedece los mandamientos ¿Cuáles? --preguntó
el hombre. Contestó Jesús: --'No mates, no cometas adulterio,
no robes, no des falso testimonio honra a tu padre y a tu madre. Todos
ésos los he cumplido --dijo el joven--. ¿Qué más
me falta? Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo
a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas
riquezas”
El papa Juan Pablo II repite constantemente: Atrévanse a ser
grandes.
• A ser operador de la paz. El mundo necesita hombres y mujeres
de paz.
• Eduquen la conciencia con la convicción de que Dios es
el fundamento de todos los valores.
• Profundicen en la injusticia y el sufrimiento cuanto antes.
Además, esto te llevará a una plena realización,
a la felicidad, y sobre todo, al encuentro de Dios.
• Desarrollen en cada uno la virtud de la fortaleza.
• No se quejen de todo: carencias, necesidades, propósitos
no cumplidos, ni te detengas ante las dificultades, aprende a valerte
por ti mismo y a trabajar con empeño por alcanzar tus propias
metas.
• Tengan firmeza heroica que tanto falta a los hombres de hoy.
• Sean valientes.
• Recuerden que cada joven va en busca de un sueño. Que
los tuyos sean grandes, anchos e infinitos.
• Constrúyanse desde dentro: con esfuerzo, con perseverancia
y paciencia. Queridísimos jóvenes !atrévanse a
ser grandes!
Recorrido…
4 Estación:
Matrimonio lugar de la felicidad y la alegría.
El libro del Génesis enseña que Dios creó al hombre
varón y mujer, con el encargo de procrear y multiplicarse: «Hombre
y mujer los creó, y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread
y multiplicaos, y llenad la tierra» Entonces instituye Dios el
matrimonio, y lo instituye -como fin principal-¬ para tener hijos
y educarlos; como fin secundario, para que los esposos se ayuden entre
sí: porque «no es bueno que el hombre esté solo,
vaya hacerle una ayuda semejante a él»
En consecuencia, el matrimonio es algo sagrado por su misma naturaleza,
y los esposos son colaboradores de Dios participando del poder divino
de dar la vida, al preparar el cuerpo de los nuevos seres en el que
Dios infunde el alma creada a su imagen y semejanza, destinados a darle
gloria y a gozar de El en el Cielo.
• Jesucristo
elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al
comienzo de la humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de
la unión de Jesucristo y su esposa la Iglesia. La tradición
cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de Caná
como una confirmación del valor divino del matrimonio.
Por tanto, entre
cristianos, sólo hay un verdadero matrimonio: el que Jesucristo
santificó y elevó a la dignidad de sacramento. Por eso,
ningún católico puede contraer el llamado «matrimonio
civil»; tal unión no sería válida, ya que
no tiene más valor que el de una simple ceremonia legal ante
el Estado. Entre católicos sólo es válido el matrimonio-sacramento
contraído en la Iglesia.
• El matrimonio, tanto en la condición de institución
natural como en la de sacramento cristiano, está revestido de
dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad.
Unidad quiere decir que el matrimonio es unión de un solo hombre
con una sola mujer: «Dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser los dos
una sola carne» (Gen 2, 24).
Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede
desatarse jamás: «Lo que Dios unió no lo separe
el hombre», dice el Evangelio (Mt 19, 6; 5, 32; Lc 16, 18). El
divorcio, pues, está prohibido. Dios ha querido que esto fuese
así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien,
la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio
se introduce en una sociedad; por el bien de toda la sociedad humana,
pues la humanidad se compone de familias, y cuanto más sólidas
y estables sean éstas, mayor será el orden y el bienestar
de la sociedad y de los individuos.
Recorrido…
5ta estación:
En toda comunidad está Dios
Lectura bíblica
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47
Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los
apóstoles, en la vida común, en la fracción del
pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos
prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén.
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en
común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían
entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían
al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las
casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de
todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día
tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban
salvando.
Para ello:
1. Una Iglesia – comunidad de la celebración.
Todo debe estar centrado en la Eucaristía. Sin ella nada. En
ella todo. Por eso el domingo es el gran encuentro. No participar. Reducirla
a simple misa de muertos y verla como mero cumplimiento es matarla y
secarnos por dentro. Hay que vivirla profundamente.
2. Una Iglesia –
Comunidad del encuentro.
No podemos vivir como islas o mendingando una misita por un curita que
nada tiene que hacer. Se hace necesario que nos encontremos. Nuestra
Comunidad tiene un centro parroquial “Santa Ana” tiene sectores
y además, Comunidades: el Peñón, la Villa, Gran
Mariscal… hasta ahora definidos. Todos necesitamos intercambiar
y participar, es decir, fusionarnos para poder entender el ritmo de
lo sagrado y el compromiso cristiano de cada uno.
3. Una Iglesia –
Comunidad de la Formación
Nadie nace aprendido o todo lo conocemos. Por el contrario, necesitamos
formarnos para poder comprender, practicar y llevar adelante la evangelización.
4. Una Iglesia –
Comunidad de la Caridad
Las comunidades sin caridad son comunidades muertas y sin espíritu
de Dios. Necesitamos conocer los síntomas de la pobreza y la
enfermedad de nuestra gente
Recorrido….
6ta Estación.
Derechos para todos y deberes también.
Lectura bíblica. Salmo 16
“No eres más santo cuando te alaban, ni más vil
si te desprecian. Lo que eres, eso eres: ni se puede decir más
de ti de lo que Dios sabe que eres. Si miras lo que eres dentro de ti,
no tendrás cuidado de lo que de fuera hablan de ti. El hombre
ve lo de fuera; Dios el corazón”
• Juan Pablo
II afirma que una de las más grandes debilidades de la civilización
actual es nuestra inadecuada visión sobre el ser humano, lo que
trae como consecuencia el hecho de que la nuestra sea la época
de las más hondas angustias de los hombres y de las mujeres respecto
a su identidad y destino.
• Los obispos
latinoamericanos, por su parte, dicen: “Compartimos con nuestro
pueblo las angustias que brotan de la falta de respeto a su dignidad
como ser humano, imagen y semejanza del Creador, y a sus derechos inalienables
como hijos de Dios”
• Entre todas las criaturas de la tierra, sólo el ser humano
es persona, sujeto consciente y libre, y, precisamente por eso, es a
la vez el centro y lo más alto de todo lo que existe sobre la
tierra. La Iglesia conoce, gracias al Evangelio, la verdad sobre el
hombre, y no cesa de profundizar y de comunicar la afirmación
primordial de que el hombre y la mujer son creados directamente por
Dios, a su imagen y semejanza.
• Al hacer
el mundo, Dios creó al ser humano para que participara en esa
comunidad divina de amor... El hombre, eternamente ideado y eternamente
elegido en Jesucristo, debía realizarse como imagen creada de
Dios, reflejando el misterio divino de comunión en si mismo y
en la convivencia con sus hermanos y hermanas. Sobre la tierra debía
tener, así, el hogar de su felicidad, no un campo de batalla.
• Por todo
lo visto, podemos afirmar tajantemente que el ser humano es siempre
un valor en sí mismo y por sí mismo, y como tal exige
ser considerado y tratado. Y al contrario, jamás puede ser tratado
y considerado como un objeto utilizable, un instrumento, una cosa. La
dignidad personal constituye el fundamento de la igualdad de todos los
hombres entre sí.
• La dignidad
personal es el bien más precioso que el hombre posee, gracias
al cual supera en valor a todo el mundo material. Las palabras de Jesús:
“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero,
si después pierde su alma?” contienen una luminosa y estimulante
afirmación antropológica: el hombre vale no por lo que
tiene-aunque poseyera el mundo entero- sino por lo que es. No cuentan
tanto los bienes de la tierra, cuanto el bien de la persona, el bien
que es la persona misma.
Recorrido…
7ma. Estación
Lectura Bíblica. Mateo 26,26-28
“Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo,
lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo:
Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el cáliz y dando
gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ésta
es mi sangre del Nuevo Testamento, que ser derramada por muchos para
remisión de los pecados”
• Jesús
vino a la tierra para que tuviéramos vida sobrenatural, que comienza
con el bautismo y se perfecciona con la Confirmación. Para conservarla
y aumentarla, instituyó el sacramento de la Eucaristía.
La Eucaristía es el sacramento más grande porque contiene
al mismo Jesucristo, autor de la gracia que nos confieren los demás
sacramentos.
• La Eucaristía
es un misterio de amor divino. Este misterio se entiende un poco con
el corazón, porque es fruto del Amor del Señor hacia nosotros.
Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los
hombres es imposible, lo pudo hacer Dios: el Señor se quedó
realmente presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma
y Divini¬dad 12. En la Eucaristía se contiene el verdadero
Cuerpo de Jesucristo, el mismo que nació de la Virgen y que está
sentado a la diestra de Dios Padre. Desde el principio, los cristianos
creyeron en esta verdad.
• Cristo está
presente en cada Misa. “Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre.
Las palabras de la Consagración, que el sacerdote pronuncia,
hacen posible esa presencia de Cristo. Es un milagro muy grande, que
la razón humana no alcanza a compren¬der, fruto de la Omnipotencia
divina que todo lo puede.
- El Jueves Santo,
en que celebramos la institución de la Eucaristía y especialmente
del Sacrificio de la Misa.
- La fiesta del Corpus Christi, que celebra la presencia real de Jesucristo,
y el Santísimo es llevado en solemne procesión por las
calles de la ciudad.
- Las Bendiciones con el Santísimo, donde nos arrodillamos en
señal de adoración y el sacerdote nos bendice con la Hostia
consagrada.
- Las Exposiciones y Velas al Santísimo, como en la noche anterior
al primer Viernes.
- Las visitas al Sagrario por parte de los fieles.
- Las oraciones que recitamos: comuniones espirituales; Adoro Te de¬vote;
actos de fe en la presencia real; oraciones para antes y después
de comulgar; etc.
- El cuidado por ofrecer a Jesús en el Sagrario lo mejor: vasos
sagrados y sagrarios ricos; limpieza; en el mejor lugar, bien visible,
etc.; y sobre todo la actitud de respeto y adoración: arrodillarse
al pasar por delante de un Sagrario; acudir con frecuencia -físicamente
o con el pensamiento y deseo- al Sagrario; acordarse al pasar por delante
de una iglesia; etc.