Para Animar la Eucaristía |
||
Misa de los Jueves
|
Misa de Sanación Jueves 16 de agosto Hoja de cantos Jueves 16 de agosto
Nuestros problemas son variados, pero hay un peso que todos tenemos. Son las ofensas, las heridas que hemos sufrido en el transcurso de nuestra vida. Algunos tienen heridas bien graves y profundas, por ejemplo el haber sufrido un abuso sexual cuando niño, un recuerdo muy triste desde la adolescencia. Otros quizás no tan fuertes, pero reales--y el dolor puede estar en nuestro corazón por largo tiempo, incluso puede ser olvidado y luego recordado en cierto momento. Se llama resentimiento, porque uno no solamente siente la ofensa, sino sentirla otra vez--resentirla. Dejemos todo esto en manos de Dios.
Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús. Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre estos hermanos para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón. Tú que Sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sana a estos hermanos, Padre. Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: "paz a vosotros". Entra en estos corazones y dales tu paz. Llénalos de amor. Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida. Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tu nos liberas, porque Tú rompes las cadenas y nos das la libertad. Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones. Qué grande eres Señor! Bendito y alabado seas, Señor.
Señor no podemos seguir en el odio. El odio nos hace daño y daña a los demás. Perdón, Señor perdón. Coro: (canta Señor ten piedad) Señor, todo resentimiento quema por dentro y nos hace decir cosas muy malas: groserías, maldiciones, gritos, y hasta damos golpes y patadas. Pidámosle a Dios su paz, su gracia y su perdón. Perdón, Señor perdón. Coro: (canta Cristo ten piedad) Señor, muchas veces los caprichos, la angustia y la tristeza nos apartan de tu amor, entonces, buscamos la venganza, el aislamiento y caemos en depresiones. Todo esto nos hace sentir muy mal y hacemos que los demás se sientan también mal. Perdón, Señor perdón. Coro: Renuévame
Josué 3,7-10.11, 13-17 : Conocerán que un Dios vivo está en medio de ustedes Salmo responsorial 113 Bendigamos al Señor (cantado) Evangelio Mateo 11,28-30 “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontrarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
|
Hoja de Cantos: Canto de entrada: 1. Sólo a ti Señor Quererte sólo a ti Señor, Seguir tu caminar Señor El pan que tu nos das Señor Amarte sólo a ti Señor 2. ILUMINAME SEÑOR 1.- Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Y DÉJAME SENTIR 2.- Resucítame, Señor, con tu Espíritu. 3.- Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. 3. ESPIRITU DE DIOS. Espíritu de Dios toma mi vida, Lléname, lléname, lléname 4. Renuévame Renuévame, Señor Jesús 5. Bendigamos al Señor Bendigamos al Señor Conservemos la unidad El Señor nos ordenó 6. CUANDO ESCUCHES LA VOZ Cuando escuches la voz del Señor Entra Jesús. Toma mi vida. Porque él está a la puerta esperando 7. Tan cerca de mí Tan cerca de mí. 8. Espíritu Ven Espíritu Santo ven, ven 9. ME HAZ SUDUCIDO SEÑOR Señor no soy nada, Me haz seducido Señor Señor, yo te sigo Me haz seducido Señor… 10. TE SEGUIRÉ Donde quiera que vaya Con mis penas sobre mi espalda Te seguiré, mi Dios te seguiré. En la calma o en la locura Yo te seguiré. ORACION DE SANACIÓN POR UN NIÑO ENFERMO Había en Cafarnaúm un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Cuando oyó aquel que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a él y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. Jesús le dijo: “Vete, tu hijo vive”. El hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. (Jn 4, 46-53) (Un momento de silencio para que la Palabra de Dios con su poder penetre en su corazón y se sienta movido a un acto de fe carismática: Dios Puede hacerlo otra vez) Amado Señor, tú conoces el corazón de tus hijos, y no te quedas indiferente ante el pobre que te suplica. Tú sabes lo que nos aflige el bienestar de nuestros niños, tu comprender la preocupación de los papás ante la enfermedad de alguno de sus hijos. Vengo hoy, como el funcionario real del Evangelio, a pedirte que desciendas y sanes a nuestro niño/a (nombre con fe al niño/a enfermo) Aún desde la preocupación que nos causa su enfermedad, desde el dolor y el desconcierto, si esta enfermedad está dentro de lo que tu permites, aceptamos este momento como ocasión de purificación, de abandono en tus manos, de ofrecimiento generoso de nuestras vidas. Aceptamos este momento como una ocasión para unirnos desde el sufrimiento a los dolores de Cristo por la salvación del mundo. (Tómese unos minutos y, en calma, que su corazón se una a lo que acaba de decir con sus labios: "con este sufrimiento, me uno, Señor, a tu pasión...") Ahora, Señor, a ti que quieres que tengamos vida en abundancia, te pido que por el poder del misterio de tu infancia y tu vida oculta en el hogar de Nazaret, sanes al niño/a a quien tú conoces y amas. Cuida de su cuerpito y de su alma. Pasa tu mano sanadora sobre él para que sienta tu alivio, tus cuidados y se restablezca prontamente, según tu voluntad |