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Para Animar la Eucaristía
   

Domingo 2 de marzo  4º de Cuaresma

Dios nuestro, que has reconciliado contigo a la humanidad entera por medio de tu Hijo, concede al pueblo cristiano prepararse con fe viva y entrega generosa a celebrar las fiestas de la Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo... Amen.

1 Samuel 16,1b.6-7.10-13a David es ungido rey de Israel

Salmo 22 El señor es mi pastor, nada me falta.

Efesios 5,8-14 Levántate de entre los muertos

Juan 9,1-41 Curación del ciego de nacimiento “En aquel tiempo Jesús vio al pasar a un hombre ciego de nacimiento, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: Vete, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba para mendigar? Unos decían: Es él. No, decían otros, sino que es uno que se le parece. Pero él decía: Soy yo. Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo. Algunos fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. Otros decían: Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales? Y había disensión entre ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: ¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos? Él respondió: Que es un profeta. Y dijo Jesús: Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: Es que también nosotros somos ciegos? Jesús les respondió: Si fueran ciegos, no tendrían pecado; pero, como dicen: Vemos su pecado permanece”

El ciego de nuestro evangelio de hoy

•  Es un ciego real en el sentido fisiológico y médico del término

•  La ceguera de la necedad, que impide al hombre percibir la realidad profunda de nuestro existir, de nuestro existir para Dios.

Un ciego de nacimiento es una gran pobreza y una gran tristeza.

No haber visto una luz, un color, un cielo azul, un bello rostro, una mirada amistosa, una sonrisa serena.

Todos padecemos de ceguera.

Ciegos nuestros ojos y turbios y enfermos y cansados.

Estos ojos nuestros ven las cosas, quizá demasiadas.

Vemos cosas, objetos, máquinas. Vemos llagas, lágrimas, pobrezas.

Vemos riñas, esclavitud, degradación

¿No han sentido nunca necesidad de cerrar los ojos o apagar la televisión?

Vemos muchas cosas, es verdad, pero se nos escapan las más importantes.

Nuestros ojos se parecen a los de Samuel, que se fijan en la estatura y en las apariencias, pero no ven el corazón.

Nuestros ojos, viendo, no ven.

No ven el corazón de las cosas, el corazón de las personas, el misterio de la vida.

Para ver el corazón:

No son suficientes nuestros ojos.

Ni son suficientes los grandes telescopios o los grandes microscopios.

Con ellos seguimos viendo cosas, materia, apariencia, pero no vemos el corazón.

Para ver el corazón se necesitan otra luz y otros ojos, los ojos del corazón.

“Sólo se ve bien con el corazón”

Epulón no veía a Lázaro, porque no tenía corazón.

Epulón sólo ve lo que le conviene.

Pero ¿quien valora hoy a los pobres, a los niños, a los ancianos, a los deficientes?

Se necesita tener los ojos del santo para ver en todos ellos un sacramento de Cristo.

La vida es sacramento, pero nos quedamos en los accidentes: un poco de pan, pero sin captar la presencia de lo divino; un objeto, un regalo, pero sin captar la presencia del amigo; un objeto, una persona, pero sin captar su dignidad inapreciable; un fracaso, un sufrimiento, pero sin captar el valor liberador de la cruz; una sonrisa, una alegría, pero sin captar el dinamismo de la gracia.

Queremos ver a Dios, como Elías, en el fuego, en el terremoto o en el huracán, y no se daba cuenta de que Dios estaba en la brisa.

Somos ciegos incluso para nosotros mismos. Nos da miedo mirarnos al espejo de nuestra verdad y no sólo cultivamos las apariencias, sino que vivimos en ellas. Por eso nos molesta tanto cuando alguien nos hace ver lo que somos.

Es verdad que sólo los santos se conocen bien a sí mismos, porque se han curado los ojos con el colirio del Espíritu.

Somos ciegos porque no vemos a Dios. Buscamos constantemente nuevas pruebas y exigimos más y más signos y, sin embargo, Dios ya nos lo ha dicho todo, y no se darán más signos que el de Jonás.

El ciego de nacimiento tuvo la suerte, la gracia, de encontrarse con Jesús, que era el sol. No fue el ciego el que tomó la iniciativa. Fue Jesús el que vio al ciego y, compadecido, quiso curarle.

El ciego tardó en ver a Jesús. EI no puede abandonar a los que sufren persecución. Entonces, el ciego vio a Jesús pero aún no le conocía. Pero ahora Jesús le va a curar nuevamente y le va a añadir una sobredosis de luz: ¿Crees tú en el Hijo del hombre? Lo estás viendo... Creo, Señor. Y se postró ante él.

Ahora es cuando el ciego está definitivamente curado de su ceguera. Todo el que ha sido curado de la ceguera, todo el que cree en Jesús, tiene que esforzarse por verle, por descubrir también hoy su presencia entre nosotros.

 

Cristo es la luz del mundo. No es el nombre de ninguna secta. Se trata de la luz verdadera que iluminará el camino de nuestra vida para alcanzar la salvación eterna. Pero cuando nos empeñamos en taparnos los ojos, a Cristo no le queda otra más que respetar nuestra libertad.
Los fariseos vieron al ciego de nacimiento muchas veces antes de que fuese curado. Pero, ¿por qué ahora le echan en cara de que es un farsante? ¿Por qué ahora no ven el milagro venido de Dios por ser realizado en sábado? Por soberbia y orgullo. A nosotros también nos puede entrar el pecado de la soberbia si no estamos atentos. Podemos ver signos evidentes de la presencia de Dios, de su amor en nuestra vida y no aceptarlos porque somos más ciegos que el ciego de nacimiento.

 

Un simple hombre como Jesús no puede obrar tales maravillas. Menos aún habiéndolas obrado en sábado, día sagrado de descanso que guardan los fariseos.

Al final del evangelio de hoy las palabras que Juan pone en labios de Jesús hacen explotar el mensaje teológico del drama: Jesús es un juicio, es el juicio del mundo, que viene a poner al mundo patas arriba: los que veían no ven, y los que no veían consiguen ver. ¿Y qué es lo que hay que ver? A Jesús. Él es la luz que ilumina.

“Creo, Señor, abre mis ojos y dame tu luz”

Sana, Señor, los actos de violencia que cometo para que nunca más se repitan y dame la luz que mi alma necesita para empezar a ver las cosas con paz y tranquilidad.


 
Cantos

Parroquia Santa Ana- canciones domingo 02 de marzo del 2008

1.- Enamorado de Jesús

Enamorado, enamorado de Jesús (bis).

Enamorado de él, (2),

en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazaret. (bis)

 

Sonríe que Jesús te ama, sonríe que Jesús te quiere,

sonríe que Jesús te da la vida,

sonríele a Jesús de nazaret. (bis)

 

Canta, canta para dios, porque Jesús te liberó

Canta, canta para dios, porque Jesús es el señor.

2.- Ven, Espíritu ven y

Lléname Señor, con tu preciosa unción (2)

Purifícame y lávame, renuévame y restáurame,

Señor, con tu poder.

Purifícame y lávame, renuévame y restáurame,

Señor, te quiero conocer señor, te quiero conocer (2)

3.- Enciende una luz,

Déjala brillar, la luz de Jesús que brille en todo lugar

no la puedes esconder

no la puedes callar ante necesidad

enciende la luz en la oscuridad .

4.-.-Te ofrecemos Señor este vino,

te ofrecemos señor, este pan

Santo Espíritu ven a cambiarlos

en el cuerpo, sangre

y vida del Señor

 

Y cantaré hosanna,

si, hosanna,

alabanzas a mi rey (2)

 

Te ofrecemos, Señor

nuestras vidas,

te entregamos nuestra

libertad.

Santo Espíritu

ven a cambiarnos

como cambia el pan

y el vino en el altar

5.-Santo

Santo, santo, santo,

dicen los querubines, santo, santo, santo

es nuestro dios yahvé santo, santo, santo

es el que nos redime (porque mi dios es santo

y la tierra llena de su gloria es). (Bis).

 

Cielo y tierra pasarán, mas su palabra no pasará (bis)

no, no, no, pasará

no, no, no, no, pasará

 

Bendito es el que viene en nombre del Señor la gloria en Jesucristo el hijo de David

hosanna en las alturas,

es Cristo el salvador

Bendito es el que viene en nombre del Señor (bis)

 

Cielo y tierra pasaran,

más su palabra no pasará (bis)

no, no, no, pasara

no, no, no, no, pasará

6.-La paz

Mi paz os dejo, mi paz os doy,

no como el mundo la da la doy yo.(bis)

Mi paz os dejo,

mi paz os doy,

esto dice el salvador.

recibe la paz,

recibe el amor,

de parte de Cristo el Señor.

Recibe la paz, recibe el amor, junto con la salvación

7. Comunión

Yo soy testigo del poder de Dios,

por el milagro que él ha hecho en mí.

Yo estaba ciego pero ahora veo la luz,

la luz gloriosa que me dio Jesús.

 

No, no, no, nunca, nunca, nunca me ha dejado, nunca, nunca, me ha desamparado.

En la noche oscura en el día de prueba, Jesucristo nunca me desamparará (2)

 

Canto con gozo en mi corazón,

canto con gozo a mí salvador,

canto a mi cristo, pues él me salvó,

Cristo me ayuda en la tentación.

 

No, no, no, un nunca

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