Principal
Carta del Párroco
.

Mis queridos feligreses

Se muy bien lo que es un párroco y me hace pensar seriamente. Un párroco es un sacerdote que lo nombra el obispo para que se encargue de una comunidad parroquial. Pero, también debo agregar, es un gran desconocido. Llega sin pedir permiso “intruso” y toma posesión de algo que él ni formó, ni colocó medio para hacerlo crecer.

Ahora, me toca escribirles, en este momento tan bello para la Iglesia venezolana, para decirles que el Concilio Plenario nos está abriendo las puertas del gran momento: “Conocer y enamorarnos de Jesús” Es decir, para tenerlo dentro y darlo a conocer a todos. Realmente una bella oportunidad de salir de nosotros y encontrarnos con los demás. Es por eso, que les digo que lo hago con mucha seriedad. Es el momento de encontrarnos y delante de Dios, de la Virgen , de nuestra patrona y de toda la comunidad tomar, de una vez por todas, conciencia de un Dios que está preocupado por su pueblo. Preocupación que está centrada en la no marcha de nosotros por la voluntad que quiere Dios.

Hasta el día de hoy, todos, sin excepción, hacemos un gran esfuerzo para unir el conocer a Jesús, vivir en comunidad y ser solidarios para hacer verdad y vida el Concilio Plenario de Venezuela que junto a Aparecida nos van marcando la senda de avance por donde quiere Dios que caminemos.

Nuestros representantes a la Jornada Conciliar junto a los Coordinadores de Grupos y de Sectores en reuniones frecuentes han elaborado una programación de acción y servicio hasta el 2 de febrero del año 2008. Programación que busca encontrarnos, formarnos y despertar para la gran tarea de la evangelización para poder llegar a los que están más lejos.

La sectorización es clave y la unidad esencial para hacer realidad lo que nos propusimos. Por eso en cada domingo iremos revalorizando y comunicando esas experiencias que hacen que los sectores se motoricen hacia el evangelio y la vivencia con Cristo Jesús.

Buscamos enamorarnos de Jesús. Conocerlo y darlo a conocer a todos. Estaremos contemplando a Jesús en ese amor a su pueblo. Un amor que es preocupación por lo distante que nos encontramos conforme a su voluntad. De ahí que la programación esté combinando retiros espirituales con formación y formación con acciones en la comunidad para obtener los mejores resultados.

Que Dios inspire nuestros pasos y mantenga firma nuestro accionar para que todos, sintiendo su fuerza, junto a la de Santa Ana y la Virgen Santísima , podamos avanzar al encuentro de un Dios que no deja de amarnos.

P. Marcelo