Cuaresma 2007

 

Mensaje del padre Marcelo

La verdad de la Cuaresma…

Desde niño viví muy mal al Cuaresma, pues me hacían hacer muchos sacrificios y nunca nadie me los explicaba. Mucho menos me animaban para seguir haciéndolos. Era como una forma repetitiva de hacer algo para Dios pero sin la menor idea de su significado.

Hoy tendré que decir, que ese ayer fue necesario para poder decir con toda la claridad que jamás se podrá separar Cuaresma y Pascua , son tiempos pastoralmente distintos pero miembros de un mismo camino. Son, pues, 90 días continuos. Dos momentos distintos de un mismo camino. Cómo un asola y única meta la Pascua. Entonces , toda nuestra religión es pascual. Ya que la cuaresma no es un fin en sí misma y se perfecciona en la pascua.

No es una instrucción sobre la pascua, sino una iniciación sobre el misterio de la palabra. Donde está la vida, muerte y resurrección de Cristo Jesús. (Mistagógica) Cristo centro del misterio.

Tiempo de iniciación. De Catecumenado.

No hay sacramentos de iniciación y lo que vamos a es a renovar y a celebrar el bautismo.

Nos incorporamos a la pascua con la conversión, que viene a ser una nueva dirección a la vida (mente) La mente es la raíz de toda conducta. Por so hablo de un cambio de la dirección de la vida. Es una conversión radical, no hay medias tintas, ni siquiera la podemos reducir a la confesión o al ayuno. Ni mucho menos a la colocación de la ceniza, pues es un signo y como signo tengo libertad de hacerlo o no hacerlo.

Recodemos que en la antigüedad la predicación era para los catecúmenos (Judíos y paganos) para aquellos penitentes públicos y los preparaban para ser reconciliados con la comunidad. Entonces es la Iglesia la que me reconcilia con Dios, que me libera y me sana.

Nos estamos dirigiendo a los bautizados para hacer acallar el hombre viejo (egoísmo, envidias, mal carácter…) y hacer nacer el hombre nuevo que cada día se envejece.

Hay un llamado al catecumenado a la reconciliación. Toda la liturgia es una pedagogía que busca un cambio en cada uno de los cristianos. De la enfermedad a la salud. De esa lucha de ser exterminado al triunfo. Lo observamos en el inicio de la cuaresma desde las tentaciones hasta el triunfo de Jesús.

Es el tiempo para leer nuestra vida a la luz de la historia de la salvación. Estamos delante de una catequesis que busca algo que sanar, algo que renovar.

No hacemos la cuaresma solos, ni siquiera es de nosotros.

Primero fue del pueblo de Israel quien pasó cuarenta días en el desierto. De Cristo, de los Profetas… Cristo va a Jerusalén. Va hacia su propia pascua. Hace su propio camino. Entonces, no podemos inventar o hacer otro camino. Es el camino que Cristo recorrió. Quien busque otro camino va por otro camino, es decir, no caminarlo es andar en un camino equivocado. No hay cuaresma sin Cristo.

Tiempo novedoso.

Hoy la Cuaresma es vista como un Sacramento, por ser la cuaresma signo exterior de una realidad interior. Dios actúa en la interioridad. Dios actúa en nosotros para renovarnos. Esto supone una ascesis, una praxis y por eso hay que hacer el camino.

La iniciativa parte de Dios.

De su palabra, de toda la Iglesia que se hace catecúmena. Es una Iglesia que se pone a la escucha de la Palabra para entrar a fondo en el plan de Dios y descubrirlo.

Tiempo de Lectio Divina.

Meditación de la palabra y contemplación de la historia de la salvación.

Lectio es la escucha de la palabra. Hacer una lectura que se medita, que me lleva a un Dios que me sana. Dios nos regala la posibilidad de una nueva vida.

El Ayuno.

Es mucho más que abstenerse de alimentos. Es pasar a ser solidario. Renunciando a los propios caminos para abrazar el camino de Cristo.

Es muy fácil sacar dinero y colocarlo para una campaña. Pero lo que si es muy importante es sacar del corazón todo lo que me hace daño y daña a los demás.

Verdadera señal.

Que sería terminar en la conversión de la auténtica caridad, que es el perdón, fraternidad. No es que niegue la ayuda, sino que hay que reconocer la dignidad de las personas. De ahí que la campaña compartir no se reduce a una simple colecta.

Bautismo.

Desde que la Cuaresma es Cuaresma siempre ha tenido un signo y ese ha sido el bautismo celebrado por etapas. El bautismo no se improvisa. Mucho menos es un sacramento para salir del paso. Es un itinerario. Un paso lento de un tiempo de discipulado. Donde todos renovando, aceptando, cambiando. Debe ser una especie de retiro bautismal.

Penitencia – Reconciliación.

No se pueden separar. Siempre juntos pues son el signo de renovación del bautismo y nos introduce en la Eucaristía que es la alianza.

Hay que darle dimensión comunitaria donde participa toda la Iglesia.

Sería interesante que le hiciéramos un excelente servicio a la democracia, pues es en la Iglesia donde se pueden reunir todos los colores, todas las ideas, todas las personas sin excluir a nadie. Pues, para nadie es un secreto, que estamos divididos y esto no hay que perderlo. Claro que estamos en un ambiente político y social donde la penitencia – reconciliación se hace necesaria y por eso, al religión católica, no es una religión inútil.

Camino de la Virgen María hacia la Pascua.

Ella no apareció de golpe, sino que fue escogida y desde la presentación del niño Dios en el templo se le dijo: todo lo que le iba a pasar. “Una espada atravesará su corazón”

Ella hizo un camino hacia la Pascua. Desde que se abrió a la novedad Dios la abrazó a la sorpresa. Esos planes de Dios son sorprendentes y en Ella se operó un cambio y más exactamente en su fe. Fue pasando de su fe hebrea a la novedad de Jesús; de la antigua a la nueva.

Es interesante su apertura a Dios “Hágase en mí según su palabra” Es Dios quien decide introducirla en su vida. Ella no pregunta Por qué. Es, entonces, la primera discípula, caminante, peregrina.