Celebremos la Cruz de mayo




Hermanos feliz pascua de Resurrección, van a repetir: verdaderamente ha resucitado. Cristo ha resucitado. La pascua exige cambio, dejar el hombre viejo, la mujer vieja y nacer de nuevo. Están de acuerdo… Dile al que está al lado: yo como que sigo siendo el mismo.

La gran pregunta es ¿Qué cambiar? Nicodemo, un hombre de bien, por cierto escucho mucho en los velorios que la gente comenta: pobrecito, pero era una mujer, un hombre bueno, pero eso no hace entrar al cielo, lo que hace entrar es lo santo. En la Biblia está: “sean santos como mi Padre celestial es santo” (Mateo 5,48) Por lo tanto no basta con ser buenos. Digamos: aquí no hay santos, somos pecadores. Y es una gran verdad, pues aquí no estamos porque no tengamos nada que hacer en nuestras casas, aquí estamos porque tenemos fe, y fe no es decretar, de seguro han escuchado a muchos decir: yo lo declaro, lo decreto y lo afirmo que este día será feliz, y el hijo esa tarde le chocó el carro. Nadie decreta nada, la fe es cumplir y vivir la voluntad de Dios. Nada de destino, de mala suerte. No, eso no es fe. Eso será superstición, miedo, otros dioses. ¿No creen que debemos cambiar? La respuesta sí, de mente, de actitud.
Mujer, hombre nuevo es algo que impacta. No por los músculos, pues ahora nos ha dado por ser musculitos, no por la transformación estética, porque con los años todo se cae, como la canción: todo se derrumbó dentro de mí. Mujeres nuevas, hombres nuevos. Los que vivimos el Viernes Santo, allí se experimentó el mayor dolor, pero aprendimos el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre la crueldad, el odio y la violencia. Allá solo un paso, puerta a una vida renovada exigencia de la Pascua.
Entonces, abandónate en las manos de Dios, déjale tus preocupaciones y miedos y confía en que no te dejará ni te abandonará. (Mateo 28,20) Yo, usted desde hoy, no me voy a detener por nada. Me voy a querer, pues quien no se quiere no puede querer a nadie. Amor del bueno a la familia cercana y lejana, aunque echan bastante vaina, hay que amarlos y echar el resto. Sin olvidar que Dios te dice todos los días: Yo te ayudo, pero te toca abrir la puerta. Todo porque es verdad vivimos en medio de dolores, pero hay uno que te hace sufrir, te lástima, y otro que te cambia. Repitan conmigo: Dios sabe lo que quita. Dios sabe lo que pone. Dios sabe lo que hace. Y por último llevémonos de esta misa a Dios que murió por ti, por mí y por todos, pero llevémonos: Señor que Tu Palabra nos cambie el corazón. Porque mejor que irme y abandonarlo todo, es cambiar de actitud.


Padre Marcelo. @padrerivas

2022 abril 26